A través de una carta, una serie de dibujos describen las instalaciones de la cárcel de Piedras Negras durante el tiempo en que Los Zetas las convirtieron no solo en un autogobierno, sino en uno de sus centros de exterminio y operaciones para esta región fronteriza con Texas.
Aún se desconoce al autor de estos dibujos y esta carta entregada al Buró Federal de Investigación (FBI), organismo de Estados Unidos que a su vez entregó dichos materiales a las autoridades mexicanas con el fin de esclarecer lo que ahí se denunciaba.
Al poco tiempo de esta correspondencia entre ambos gobiernos, ocurrió la falsa fuga de 132 reos de la prisión de Piedras Negras. Falsa porque la mayoría de los presos “fugados” podían entrar y salir cuando querían del lugar.
Es muy posible que la alerta del FBI impidió que la cárcel siguiera funcionando como centro de exterminio y operaciones de Los Zetas.
A continuación, algunos de los sitios descritos en la misiva:
La Torre
En los dibujos de la carta se resalta la Torre de Vigilancia de la prisión, bajo la siguiente leyenda: “Esta torre que queda, casi frente en donde está la virgen, siempre está sola sin guardia. La razón es que los custodios no quieren estar porque últimamente aquí es en donde mataban, quemaban las gentes”.
También se mencionan otras zonas como el camino para vehículos dentro de la cárcel, donde había una cochera en la que guardaban los autos y camionetas con las que Los Zetas salían de la prisión a hacer sus operaciones en las ciudades vecinas.
Se comenta también que el hospital nunca tenía medicinas y que las pocas que tenían siempre estaban en venta.
La Virgen
Al dibujar una especie de santuario que aún prevalece en la cárcel, el informante del FBI explica: “Esta es la Virgen de Guadalupe y es como una estatua, y esto es lo más importante: pues al frente de la estatua, como algunos 10 pies o un poco más, están dos tumbas con por lo menos algunas 10 personas enterradas que fueron sacrificados y algunas de ellas fueron quemadas”.
“Cuando los queman quedan muy poco de sus cuerpos, y lo que queda lo echan en bolsas de plástico y los entierran; tan solo en el mes de diciembre pasado, el que estaba como comandante de apellido Magallanes mató a 25 personas”.
En la carta, el denunciante asegura que es posible que haya aún más tumbas.
El garaje
A la orilla del camino oficial de entrada y salida de vehículos de la prisión había una cerca detrás de la cual Los Zetas crearon un garaje donde pintaban y alteraban los vehículos que les robaban a las personas que asesinaban.
También arreglaban ahí sus propios coches luego de enfrentamientos y balaceras con otros grupos rivales. “Vino un general militar con sus soldados y que se vendió ante Los Zetas: dicho garaje ya muy poco se usa, pues el general les encontró más de 15 vehículos, algunos de reciente modelo, otros balaceados. Hasta les encontró trocas del año a las esposas de Los Zetas y nada les quitó y nada les hizo. Recibió buen dinero”.
Cerca de ahí estaba otro sitio conocido como “La Bloquera”. “Cuando yo llegué a esta prisión, estaba como comandante de Los Zetas, Pedro Salazar Lagos, y aquí era en donde mataban a las personas que traían de afueras Los Zetas, quienes siempre apoyan y ayudan a Los Zetas que están dentro de la cárcel”.

La oficina
“En este lugar decidieron tumbar una parte de este lugar y quebrar muchos ladrillos en pedacitos y tapizar los patios alrededor de este lugar para así mismo tapar toda evidencia, tales como rastros de sangre, algunos bloques o ladrillos que se humaron cuando quemaban a las personas que mataban”.
La Bloquera
“Primero fue en un taller de carpintería, luego ya en una fábrica común, y después Los Zetas pusieron una fábrica especial para hacer chalecos antibalas y fornituras para cargar armas, entre otras cosas”.
“Todas estas herramientas para militares las enviaban para Nuevo Laredo, Tamaulipas, y quien manejaba el vehículo que llevaba todo para Laredo era J. Carreón. Cuando el General les descubrió dicha fábrica, aunque no les hizo nada ni les quitó nada, pues se vendió ante Los Zetas, quitaron a J. Carreón. Y la mataron allá en Laredo”.
“Los Zetas decidieron quitar dicha fábrica y ocupar el lugar para matar gentes y quemarlos y enterrarlos enfrente de la Virgen, y a un lado también. Y ahora es una bloquera”.
El pozo y la base
“Aquí en este pozo redondo es el más reciente, pues no tiene ni el mes de que enterraron a nueve personas quemadas. Sus restos fueron echados en bolsas de plástico y luego enterrados; de esto saben todos los custodios y el director, juez y autoridades de Piedras Negras, quienes están comprados”.
El informante del FBI sigue recorriendo la cárcel con sus dibujos y recuerdos. Bordea la enorme barda del penal, pasa por el basurero (donde acota: “hay quienes aseguran que debajo del basurero también hay tumbas”), luego sigue por el camino para vehículos dentro del penal.
Señala hacia una orilla: “Aquí en estas tumbas enterraron a algunas 15 personas, algunos quemados, otros en bolsas de plástico”.
Luego describe un módulo de celdas llamado internamente “Rojo” porque estaban ahí los meros jefes. Después habla de los módulos especiales para violadores, mujeres y castigados, la cancha para jugar futbol y beisbol.
“Aquí hay quienes aseguran que también enterraron gentes (en la base 2 y en la base 3 de la cancha de beisbol). Yo sí observé cuando enterraron algo en la base 2”.
Tras la denuncia de este informante, las autoridades de Coahuila iniciaron una investigación especial en la que estimaron en 150 el número de personas posiblemente asesinadas en el interior de la prisión, entre ellas la hija de Olga Saucedo, habitante de Allende.
Sin embargo, todavía hay mucha verdad por descubrir.
El lugar donde se arrastran las serpientes/ capítulo X, segunda temporada