“Buena salud, tranquilidad, estar al aire libre, camaradería: todas esas son cosas maravillosas que se te ocurren cuando corres”
Bill Rodgers
Hoy es 12 de diciembre y millones de mexicanos festejamos a la Virgen de Guadalupe. En estos días, hombres y mujeres corriendo, caminando o pedaleando componen una escena común en la red de carreteras que conducen a la Ciudad de México.
Solíamos atarnos los tenis, ponernos una linterna en la cabeza y comenzar a correr a eso de las 9 de la noche. Salíamos de la intersección que forman el Periférico y la avenida de los Insurgentes. El recorrido consta de aproximadamente 25 kilómetros.
Algo de agua para hidratarse, una barra o un sobre con gel para ganar calorías y algunos con música, pero todos, absolutamente todos, ofreciendo el esfuerzo como una muestra de agradecimiento por las bendiciones recibidas. Muchos, también, cargando a cuestas algún agobio, dolor, problema o recuerdo que se intentaba resolver cuanto antes y que era depositado en las manos de la Virgen durante el trayecto.
Correr de noche no es usual. Para el cuerpo pudiera resultar complicado. Menos usual lo es cuando se corre por calles y avenidas que usualmente se transitan a bordo de un camión, bicicleta o coche. Cada kilómetro resulta peculiar. La diversidad de nuestra ciudad se palpa en cada zancada. El pavimento sigue tibio por los rayos solares. Muchas mujeres y hombres vuelven a casa después de un día más de lucha, la mayoría con caras largas. Otras, no han terminado de trabajar, la ciudad sigue viva y no reconoce horarios. Debes estar muy atento al tránsito para nos sufrir algún accidente. Kilómetro a kilómetro se coleccionan distintas imágenes y conforme te aproximas a la Basílica la emoción crece y el cansancio también, una combinación realmente espectacular.
En mi última visita, realizada justamente hace un año, al entrar a la calzada de Guadalupe, una mujer de edad avanzada me detuvo y me entregó una rosa blanca, lo que me provocó el llanto inmediato. Ella no me conocía, yo tampoco, pero su generosidad y amor me conmovieron profundamente.
Este año no correré a la Basílica, el agradecimiento y las peticiones las haremos desde casa, una de ellas, que logremos juntos, vencer al covid-19.
Abastecimiento: covid-19 no da tregua. Hagamos caso a las recomendaciones de las autoridades. Extremar precauciones. Quédate en casa.