Le pregunté: ¿Cuáles son los peligros de la inteligencia artificial? Y me contestó: “La inteligencia artificial (IA) ha suscitado preocupaciones significativas en cuanto a sus peligros potenciales. A medida que la IA se vuelve más avanzada, también aumentan los riesgos asociados con su mal uso o aplicación inadecuada. Uno de los principales peligros de la IA es su capacidad para reemplazar a los seres humanos en diversas tareas. A medida que los algoritmos de IA son más sofisticados, existe el temor de que los empleos humanos sean reemplazados por sistemas automatizados. Esto podría generar desempleo.
Además, la IA plantea preocupaciones éticas importantes. A medida que se utilizan algoritmos de IA para tomar decisiones en áreas como medicina o justicia, surge la cuestión de quién es responsable si estas decisiones son incorrectas o discriminatorias. La IA puede cometer errores o reflejar sesgos injustos debido a la forma en que ha sido entrenada. (Está aburrido el artículo, pero sigue por favor).
Otro riesgo es que actores malintencionados utilicen la IA para desarrollar armas autónomas o llevar a cabo ataques cibernéticos sofisticados. Esto pondría en peligro la seguridad global. La privacidad y la seguridad de los datos también son preocupaciones importantes relacionadas con la IA. La recopilación masiva de datos personales para alimentar los algoritmos de IA plantea preguntas sobre cómo se utilizan y protegen estos datos. Existe el riesgo de que la información personal sea mal utilizada, lo que amenaza la privacidad de las personas.
En resumen, aunque la IA tiene el potencial de aportar beneficios significativos, también es necesario abordar sus peligros. Es esencial adoptar un enfoque responsable y ético para garantizar que la IA se utilice de manera segura y beneficie a la sociedad en general”.
Se lo pregunté al ChatGPT (chat.openai.com) y me contestó en unos segundos lo dicho arriba. Desde luego que está escrito en un estilo seco, aburrido, sin sorpresas, ni algún giro que pueda atrapar al lector; sin embargo, las capacidades de esta nueva herramienta son asombrosas y están al alcance de casi cualquier persona.
Lo que más me sorprende no es la rápida difusión de esta alternativa tecnológica, sino la lenta reacción de nuestros sistemas educativos. Una enorme cantidad de estudiantes lo está utilizando: “hazme un resumen de Aura, de Fuentes, como si lo hubiera escrito un estudiante de 14 años”, “Escribe una carta del día de las madres de un niño de 10 años” (ejemplos reales). Estos jóvenes, mientras tanto, reciben en su clase de computación (los que pueden) “Introducción al uso del Word”.