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Por su propio récord

El Club Puebla vive atrapado en un círculo que parece no tener fin: la eterna reconstrucción. La actual campaña ha dejado en claro que la apuesta por un plantel plagado de futbolistas jóvenes no es un lujo ni una visión de futuro, sino una obligación que responde más a limitaciones económicas que a un proyecto deportivo sólido.

Este sábado, frente a los Gallos Blancos del Querétaro, el equipo de la Franja se juega lo que probablemente sea su última carta fuerte en pos de una victoria en el certamen. Después de la aduana de la Corregidora, difícilmente los Camoteros podrán optar por un triunfo, quedando en serio riesgo de empatar una marca infame: la del peor rendimiento en la historia de un equipo.

El récord de los cinco puntos del Clausura 2024, que “condecoró” al Puebla como el peor equipo en la historia del futbol mexicano profesional, está por ser batido por el mismo club. Entiéndase por la misma directiva.

Históricamente, los clubes que sobreviven en la Liga MX lo hacen bajo un equilibrio: jóvenes con hambre acompañados por referentes que marcan la pauta. Ahí están ejemplos como el del Pachuca, que se da cierta licencia para balancear su estructura.

El problema en el Puebla es que los referentes brillan por su ausencia. Sin líderes claros en la cancha, los canteranos se ven obligados a tomar decisiones en escenarios de alta presión que, en condiciones normales, deberían servirles para aprender, no para cargar con la responsabilidad de sostener a un club de primera división.

El discurso oficial habla de darle espacio a la cantera y formar talentos. La realidad es más áspera: este Puebla no integra a los jóvenes, los lanza al vacío. No hay un proceso gradual ni una estructura que los arrope. El resultado se traduce en errores reiterados, partidos que se escapan por falta de temple y una afición que observa cómo se repite el mismo libreto torneo tras torneo.

La plaza poblana está en total abandono. El dueño, el verdadero, comenzó una cruzada política en la que el futbol tendrá muy poco espacio y estorba. El abismo luce interminable para un club que no tiene ni los medios ni los recursos para salir de la vergüenza.

El problema de fondo no es la juventud, sino la falta de un plan que la respalde. Con un presupuesto limitado, la directiva ha optado por reducir costos y vender cualquier activo que genere ingresos inmediatos. La consecuencia es un plantel desbalanceado, sin líderes naturales ni futbolistas capaces de marcar diferencias. Y aunque de vez en cuando aparece un destello individual que genera ilusión, el panorama general invita más a la preocupación que al optimismo.

El Puebla no puede vivir eternamente de pretextos ni del recurso de “estar formando” jugadores. La realidad dicta que los jóvenes necesitan referentes y el club necesita resultados. Si la fórmula no cambia pronto, la Franja corre el riesgo de seguir siendo, torneo tras torneo, el equipo que sobrevive sin competir, el que justifica la derrota con la excusa de la juventud.


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David Badillo
  • David Badillo
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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