Esta es una celebración más gringa que mexicana y eso usted y yo lo sabemos querido lector, y se vio ahora que el pasado 5 de mayo el presidente Biden retomó esta fiesta que se hacía año con año antes de la pandemia.
Hasta la Beatriz Gutiérrez anduvo por allá, comiendo empanadas, guacamole y churros con chocolate, algo muy mexicano según los del norte.
Quitando a la heroica Puebla que casi se paraliza por los desfiles (militar y civil), que hace y que hasta una representación bien montada efectúa del evento, casi nadie más dentro del territorio nacional festeja a la famosísima (fuera de nuestras fronteras) Batalla de Puebla.
Y cuando menciono esto es totalmente en serio, salvo las tareas de primaria y uno que otro escueto comentario, para México la victoria del general Ignacio Zaragoza y su segundo a bordo Porfirio Díaz, contra el Ejército francés es punto menos que una fecha de almanaque no tiene una identidad ni un arraigo desbordante.
Lo anterior cuando hablamos del vecino país del norte es la otra cara de la moneda, es sin lugar a duda, “la celebración” más relevante después de su día de independencia, dicho por expertos, incluso por encima del famosísimo San Patrick’s Day.
Desde hace décadas los mexicoamericanos tomaron este día para celebrar la resistencia, así que por adopción todos los demás de por allá comenzaron por igual a festejar; así que los bares y restaurantes se pintan de colores mexicanos para esta fecha y por un día se crea un vínculo con su vecino país del sur.
El día de hoy es más gringo que mexicano, se festeja y en grande, ya que ellos son una comunidad de migrantes, y su historia está forjada por todos los que han llegado a esa tierra.
David Aarón Cárdenas
