Fueron más de dos horas las que Andrés Manuel López Obrador habló ante un grupo de selectos invitados en Palacio Nacional en lo que fue su Primer Informe de Gobierno (aunque él insista que lleva tres). A pesar de tener un Congreso con mayoría del partido que le llevó al poder, prefirió no pisar San Lázaro.
La información que dio a la nación se enfocó en los temas que han sido frecuentes en sus conferencias mañaneras; el costo y la producción de gasolina, los ajustes a gastos en la administración federal como los gastos de viajes y publicidad. Sus programas de bienestar, etcétera.
Habló sobre la fortaleza del peso ante el dólar y el aumento al salario mínimo y algunas cosas más sobre las que tenía que presumir. Evitó los temas espinosos, entre ellos, la violencia contra las mujeres y los altos índices de feminicidios.
De hecho, López Obrador no mencionó a las mujeres en ningún momento de su mensaje al pueblo mexicano. Así es, ni una sola vez. Como si los hechos del 16 de agosto no hubieran existido, como si no hubiera un promedio de 10 feminicidios diarios.
Un análisis hecho por Verificado mostró que la palabra más usada por AMLO fue México, después le siguen millones, gobierno, país, pesos, pueblo, bienestar, política, programa, público y apoyo.
Habló de espíritu tres veces y otras dos de almas, y aunque mencionó las palabras violencia, inseguridad y delincuencia, jamás lo hizo relacionado al género femenino.
La violencia y discriminación de género que viven las Mujeres mexicanas claramente no está en la agenda de la Presidencia.
El tan presumido gabinete paritario de la Cuarta Transformación no termina de hacerse presente; las que están, salvo Olga Sánchez Cordero, no se ven. Tan desaparecidas como Frida Kahlo y Sor Juana Inés de la Cruz de los billetes.
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