Según diversas fuentes periodísticas Durango también habría comprado el sistema PEGASUS junto con otras entidades. Se justifica que los sistemas de inteligencia de potencias mundiales adquieran programas tan sofisticados y costosos como “PEGASUS” para afrontar temas de inseguridad (tratándose de terrorismo y calamidades apocalípticas), a diferencia de adquirir sistemas para espiar y controlar la vida de quienes pudieran parecer incómodos o críticos al gobierno.
Es del dominio público que los sistemas de inteligencia deben contar con herramientas para realizar espionaje y contraespionaje con el pretexto de garantizar la seguridad de una nación, lo cual parece comprensible y justificable con más de 10 células terroristas activas a nivel mundial.
Pero que un gobierno tan pobre como Durango haya adquirido un sistema así, de ser cierto fue a todas luces inútil, arbitrario y fuera de proporción.
¿Habrían registrado en mi tierra células de Hizbullah o Yihadistas operando en el triángulo dorado? Otra pregunta: ¿Un sistema tan sofisticado de qué sirvió?
¡Me aterra imaginarme ciertas respuestas!
Los priistas cuando regresaron al gobierno federal, se equivocaron al pensar que las prácticas de espionaje, de intimidación y de control sobre una sociedad despierta como la nuestra serían las mismas que les fueron permitidas en el siglo pasado y: ¡oh grave error! Se encontraron con una ley de transparencia donde todo su actuar estaría vigilado sin espionaje a pesar, de casas blancas y de ese poderío megalómano que tanto disfrutan los antecesores de Díaz Ordaz o Echeverría por mencionar a “ilustres” presidentes priistas.
Afortunadamente la transición democrática trajo la rendición de cuentas y la trasparencia que han sido el talón de Aquiles para el gobierno de Peña Nieto donde los conflictos de interés, son la moneda corriente que circula en dependencias y entidades de la administración pública federal, donde Durango en tema de espionaje (al parecer), no se pudo quedar atrás…
@cuauhtemocarmona