“Chécate, muévete y mídete”, al parecer fue una campaña que no sirvió para nada. Entrado el sexenio de Enrique Peña Nieto nos decían que iban a “Mover a México” sin responder a la pregunta:
¿A dónde?, aunque la reversa también es movimiento. Una verdadera vergüenza.
En el sexenio pasado trataron de apaliar la obesidad y el sobrepeso con campañas con estrategia comunicativa, pero en los hechos fue todo un fracaso.
De nada sirvieron los ejercicios y la implementación de políticas públicas encabezadas por el anterior Secretario de Salud José Narro pues los resultados no mejoraron.
Este tema al Igual que las evaluaciones de rendimiento en educación a través de la prueba PISA, seguimos reprobados, en la cola pero esa, esa es otra historia.
Esto a colación de los resultados recientes de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSAUT 2018), donde en seis años la obesidad y sobre peso aumento 3.9 % pues pasó de un 71.3 % en 2012 a 75. 2 % en el 2018, lo que es un factor esencial para declarar una epidemia de enfermedades crónicas, discapacitantes y degenerativas con un costo sin duda significativo para las finanzas públicas.
Estoy convencido que la buena nutrición reduce la carga sobre los sistemas de salud.
No es posible separar la salud de la nutrición. Una buena nutrición conlleva a menos enfermedades y, por tanto, menor demanda de prevención y tratamiento de servicios de salud.
Ya en el 2017 el informe de nutrición mundial nos invitaba a sumarnos como sociedad y gobierno a cuidar la nutrición como eje fundamental para resolver no sólo un problema de salud (nutrición y obesidad), sino también a través de aspectos fundamentales como la producción sostenible de alimentos, sistemas de infraestructura y de salud, así como la equidad e inclusión donde los de adelante corren mucho y nosotros (dentro de los países de la OCDE), quedándonos atrás.
Sin duda tenemos grandes retos en esta materia, desafortunadamente tenemos un país muy enfermo por una mala alimentación y nutrición basada en malos hábitos y en falta de actividad y cultura física entre otras calamidades.
Los resultados sin duda demuestran una emergencia nacional para saber por dónde deben encaminarse las políticas públicas donde todos debemos tomar conciencia de los retos.
Una gran tarea pendiente que junto con las adicciones se tendrá que intervenir desde abajo, donde el núcleo vital de la sociedad, la familia, deberá ser el motor de cambio.