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Día Nacional del Cine Mexicano

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  • Cuauhtémoc Carmona Álvarez

Una de las experiencias más interesantes en mi actividad profesional fue ocupar la Coordinación General del Instituto Mexicano de Cinematografía. 

Actividad llena de magia, sueños y aventuras pues el cine, como diría Fellini es: “hablar de sueños… ya que el cine utiliza el lenguaje de los sueños: años pueden pasar en segundos y se puede saltar de un lugar a otro”.

Hoy celebramos el Día Nacional del Cine Mexicano y el cine junto con la literatura son el espacio más lúdico que tiene la cultura para contar historias e imaginarnos colectivos. 

Llenos de ficción o realidad, es en sí es el espacio donde quizás somos protagonistas sin intención de serlo. Identificarse con personajes es mágico…

En lo personal, el cine que cuenta historias reales es el que me atrae con singular frenesí. Esos guiones que retratan el “aquí y ahora” de historias reales para quedar plasmadas en la memoria filmográfica de un país, un continente o una cultura son el aliciente para seguir apoyando al cine nacional y recordarlo (si gustan), con palomitas con mantequilla extra. De las películas “palomeras” esas, esas son otras historias como el grito de ¡Cácaro!

En mis tiempos de funcionario cultural administrativo donde acompañé a Marina Stavenhagen (ex directora general), disfruté de muchas experiencias donde nunca antes al cine nacional se le apoyó con tanta fuerza y gallardía. De la comunidad cinematográfica nacional no hubo queja.

En ese periodo se apoyaron cientos de películas. Tres para mí fueron de relevancia con apoyo desde su inicio. “El Infierno (2010), y la Dictadura Perfecta (2014), ambas bajo la dirección de Luis Estrada; Obediencia perfecta (2013), de Luis Urquiza una historia extraordinaria donde se desnuda el origen de los legionarios de Cristo. Películas que retrataron la realidad del país desde una perspectiva social (de momentos de crisis), con secuelas que aún quedan.

Pues no olvidamos que como consecuencia de la guerra de Calderón contra el narco, hubo miles de muertos, desaparecidos, fosas clandestinas, colgados y un verdadero infierno en todo el país donde personajes subnormales como el “Cochiloco”, dieron vida a lo que pasaba en la narco-política. 

El gobierno y su lucha infructuosa contra la delincuencia que empezó Calderón y que Peña Nieto desatendió con singular desdén están ahí, en el cine hecho en México.

Otro ejemplo magistral fue “La dictadura perfecta”, comedia de sátira política en contra del presidente más ignominioso, mentiroso y ladrón que ha dado el PRI y que colocó por cierto a la cuarta transformación, en un movimiento impostergable que debe contarse en la pantalla grande.

Esas historias en el Día Nacional del Cine Mexicano hay que reconocerlas y decirlo en alto. 

No más censura y más apoyo. Más presupuesto para nuestras películas mexicanas.

Y qué decir de la cinta “Obediencia perfecta, la historia que cuenta la más grande pifia del fundador de una congregación de la iglesia católica en el siglo XXI. 

La historia de Marcial Maciel y su impresentable vida como un gran charlatán y depravado sexual que engañó en nombre de Jesucristo a todo el mundo incluyendo a Roma.

A propósito del Día Nacional del Cine Mexicano, sirvan estas líneas para felicitar a quienes cuentan historias, no importa el formato (pues lo digital vino a desplazar al celuloide), pero mientras no se desplace el apoyo y el acudir a una sala de cine en tiempos de post pandemia con todo lo que implica, habrá historias que contar. Y tu mamá también…


@CUAUHTECARMONA

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