Este fin de semana en una revista política de circulación nacional aparecen en portada el expresidente Peña Nieto y el abogado de los poderosos Juan Collado.
Un artículo sobre la historia “del dinero oculto” de 23 mexicanos (pero no cualquier mexicano), depositados en Andorra que suman más de 48 mil millones de pesos.
Algo tienen los microestados en el mundo que son campo fértil para que pulule la corrupción, el pillaje y la confianza de moverse como verdaderos pillos con licencia dentro de un secretismo obsceno que invadidos de “idiotez”, actúan como si nada les fuera a pasar o sin temor a ser descubiertos.
Y esa estupidez o idiotez (que para el tema es lo mismo), los atrae a esos microestados que se convierten en paraísos fiscales como el Vaticano donde por cierto, el Obispo de Roma ha encontrado una red de corrupción y transas encabezadas por un Cardenal producto de donaciones y limosnas de los feligreses de todo el mundo.
Afortunadamente aquellas reglas en la política mexicana donde los intocables parecían seres sagrados poco a poco se van derrumbando. Como aquella de que los expresidentes, gobernadores, exsecretarios y grandes empresarios si se les tocaba, sería con el pétalo de una rosa y eso ya era osadía.
La ciudadanía sigue harta de la corrupción y de quienes al amparo del pueblo se han enriquecido escondiendo sin duda un manojo de traumas y complejos donde la “megalomanía”, dentro de su pequeñez los hace sentirse grandes e importantes como aquel Gobernador pequeño- hoy preso-, que mandaba dar coscorrones a las periodistas “cabronas”, por denunciar las fechorías de sus amigos que lo llamaban: Héroe y precioso.
Cuanta estupidez y desfachatez en lo público sin tomar en cuenta a los prestanombres y testaferros.
Hay quienes entran a la política por vocación y otros para hacerse ricos.
Una realidad inadmisible cuando se nos quiere imponer que la “corrupción” es un problema sociológico y no de conductas antijurídicas que deben perseguirse sin simulaciones y con todo el peso de la ley.
Basta ver cómo viven algunos políticos que sin herencias y por dos o tres cargos públicos que han ocupado, viven como magnates y terratenientes.
Les falta la ética y las cartillas morales para enderezarlos y reformar sus conciencias que por cierto, lo exige un pueblo pobre con hambre y sed de justicia…
@CUAUHTECARMONA
