Estoy convencido que la profesión más importante en el mundo es la de educar.
De ahí que me resulte importante reconocer en este día a los maestros que tienen la más grande, importante y transcendente tarea del ser humano: Ensañar y aprender; educar y formar.
Y Son los maestros junto con la madre (que en días pasados celebramos su día), los pilares fundamentales de la construcción del humano social. Por eso, no es casual que aquellos que carecen de principios y valores así como de educación se les diga que no tienen madre o, valen madres pero esas, esas son otras historias.
En el día del maestro sirvan estas líneas para felicitar y agradecer a todo ellos el papel fundamental que, por vocación y compromiso han adquirido junto con el rol de formadores.
En el papel de la formación se encierra de manera esencial, las ideas de aprendizaje y desarrollo que, sin ellas nuestra personalidad sería difícil de explicar.
José Bleger (psicoanalista), sostiene que la personalidad descansa en tres aspectos: La constitución (las características básicas y permanentes).
El temperamento (las características afectivas estables y predominantes) y El carácter (las pautas de conducta habituales o persistentes).
Así entonces en gran medida somos imagen y semejanza de quienes nos han gestado y criado por un lado (padres) y por otro, quienes a través del conocimiento y de los valores (maestros), nos acompañaron en nuestra formación y construcción de la personalidad donde la etapa más importante es de los 0 a los 7 años según los neuro pedagogos.
Sirvan estas líneas para agradecer a los maestros que con vocación de servicio tienen clara la encomienda de formar al niño, que será el adulto del mañana recordando al teórico de la personalidad Allport.
Educar nos remonta al verbo formar con dos acepciones, el transitivo de criar e instruir y por otro lado al reflexivo, que tiene que ver con el desarrollo humano donde nuestras progenitoras y maestros que han jugado un papel fundamental que imprime un rol decisorio en la profundidad de la vida.
Por ello para muchos mexicanos todo lo que está bien hecho está “hecho con madres” o “es rompe madres”.
Felicidades a quienes tienen el privilegio de educar y formar, principalmente a las educadoras y formadoras por partida doble. Maestras y a la vez madres.
Que sigan los festejos oprimidos por la pandemia para volver a celebrar de forma física, a quienes nos han formado con amor y cariño, paciencia y virtud.
A todos los maestros y madres mi admiración y respeto. Vocación invaluable que debemos festejar todos los días con agradecimiento, respeto y admiración.