En varias entregas anteriores he tocado un gran problema de nuestra sociedad: la violencia contra las mujeres, porque es una de las violaciones a los derechos humanos más grave, reiterada y extendida, además de dolorosa y lesiva.
Esta realidad indigna y nos mueve a la acción, conscientes de que la violencia contra las mujeres también es una forma de discriminarnos porque nos impide el acceso a oportunidades, obstaculiza el adecuado ejercicio de nuestros derechos fundamentales y tiene consecuencias graves en la salud, la libertad, la seguridad y la vida de todas, además de lastimar a la sociedad.
Hoy, en todo el país, niñas, mujeres jóvenes, adultas y mujeres mayores viven todos los días en riesgo constante de sufrir algún tipo de violencia por el simple hecho de ser mujeres; crímenes que, además, se cometen con una gran carga de violencia y odio, y muchas veces en un contexto de impunidad.
Estos actos constituyen la negación de los derechos fundamentales a la dignidad, a la vida y a la integridad de las mujeres.
En este punto, debemos reafirmar que las víctimas de delitos cometidos por razón de género no son estadísticas, no son números, son personas. Son hijas, son madres, son hermanas, son vecinas, son amigas, son compañeras, son personas como cualquiera de nosotros.
Por ello, en la pasada sesión del Congreso del Estado y a nombre del Grupo Parlamentario de Acción Nacional, presenté una iniciativa de reforma para crear las Fiscalías especializadas en Investigación de Delitos contra Mujeres por Razones de Género.
El objeto principal de estas fiscalías especializadas, cuya función será el de investigar y perseguir los delitos de competencia estatal relacionados con hechos de violencia de género contra las mujeres, adolescentes y niñas, y, al mismo tiempo, brindar atención multidisciplinaria a las mujeres que sean víctimas de delitos por su condición de mujeres.
Nuestra iniciativa es el siguiente paso en un proceso de perfeccionamiento institucional, ya que desde hace casi diez años, la Fiscalía General del Estado ha trabajado con las Unidades de Atención Integral a las Mujeres (UNAIM), como áreas especializadas en investigar con perspectiva de género, delitos contra mujeres cometidos por razones de género; así como con el Centro de Justicia para las Mujeres, donde se prestan servicios especializados e integrales a través de varias instancias, bajo cuatro ejes fundamentales: prevención, atención, acceso a la justicia y empoderamiento.