Mucho se ha comentado y especulado desde hace algunas semanas sobre el futuro de Acción Nacional ante la salida de algunos de sus miembros otrora relevantes.
No me manifestaré sobre quienes se han ido, sus motivos tendrán y se respetan las decisiones individuales de que cada quien.Sin embargo, es necesario reconocer que Acción Nacional no se encuentra en uno de sus mejores momentos, más bien se encuentra en una encrucijada entre el “modernizarse” y seguir una agenda que no corresponde a sus principios o, renovarse a la luz de sus principios fundacionales adecuándolos a la situación actual del país tal y como se ha hecho en otros momentos.
Creo que la primera opción no es viable para Acción Nacional ya que se trata de un partido que tiene principios bien definidos con origen en una doctrina humanista que no están sujetos a cambios en vías de un pragmatismo electoral que no siempre es la mejor opción, máxime si se trata de sacrificar la esencia del partido en pos del buscar el poder por el poder. Tampoco se puede renunciar a los principios del Acción Nacional bajo el argumento de que la sociedad ha “avanzado” y el pensamiento y los valores son otros, si así fuera, nos encontraríamos en un momento critico en cuanto a valores y principios que son necesarios para vivir en paz social y, si el cambio es ese, debemos plantearnos la idea de sociedad que tenemos. Además, la renuncia a los principios de Acción Nacional significa el convertir al partido en una oferta igual a la de otros partidos en nuestro país, es decir, en un partido maleable que irá en alianza con el partido que asegure una alianza medianamente redituable en cuanto a votos pero sin identidad política alguna, sin soluciones serias, lo que sin duda no abona en nada a una sociedad cansada de escuchar las mismas propuestas.
Soy de la idea que Acción Nacional debe evolucionar su doctrina siempre sobre tres principios básicos: la familia, el bien común y la defensa de las libertades.
Si algo ha distinguido a Acción Nacional desde su fundación es el hecho de que siempre ha basado su actuar en el humanismo político, mismo que pone a la persona como el centro y fin de toda función publica, siendo este punto el de mayor relevancia, Acción Nacional busca el desarrollo integral de las personas, tanto en lo individual como en lo colectivo. Acción Nacional siempre ha sido más grande que todos sus problemas y ha resurgido con más fuerza, ya lo ha demostrado antes y en esta ocasión no será la excepción.
