Hace poco más de una década, escribí en este espacio:
“Quisiera en un ejercicio de fé, volver a creer en el ITAIT… hallarle el lado, descubrir que algo bueno aporta a la población, pero por más que me esfuerzo, no lo encuentro”.
En 2009, a un año de su creación, expresé que el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Tamaulipas seguía sin poner el ejemplo, pues manejaba con opacidad su propia operación.
Tenía entonces un presupuesto de $9.6 millones, pero públicamente no rendía cuentas de su aplicación y no había claridad en los sueldos. Debía vigilar la aplicación de la transparencia, pero no era capaz de ejercerla en su propia casa.
En sus primeros años, organismos no gubernamentales lo ubicaron entre los peores del país. Se retrasó en el sistema Infomex que ya operaban 26 estados y Tamaulipas no salía del rezago.
Hasta el propio IFAI (después INAI) lo andaba correteando para usar esa plataforma pública de solicitudes de información que provocaba urticaria a los gobiernos del PRI en tierras cuerudas.
Cuando cumplió seis años de su creación, apunté que el ITAIT seguía opaco, pero que además era laxo con los alcaldes que tampoco se abrían a la transparencia.
Y preguntaba entonces ¿quién vigila a ese Instituto?, porque el llamado órgano garante de la transparencia, ni garantizaba nada, ni era transparente, ni siquiera era autónomo e independiente.
El acceso a la información pública es un derecho constitucional y se tiene que garantizar con mecanismos de acceso y procedimientos de revisión expeditos.
Hay mucho qué decir y qué recordar del ITAIT. En 17 años no logró que la mayoría de la población conociera su existencia y se interesara por ejercer su derecho a la transparencia.
Con la alternancia en el poder en 2016 las cosas no cambiaron. El organismo se burocratizó y el colmo fue la llegada de una persona que había sido secretaria general del PAN estatal, cuando ese tipo de espacios deben estar negados a exfuncionarios partidistas.
Sentí mucho la desaparición del INAI porque comprobé su utilidad, más no es el caso del ITAIT porque había cerrazón hasta para informar de sus eventos. La contralora Norma Pedraza tendrá ahora el balón en su cancha.