El capital humano es un factor clave para lograr empresas competitivas y sustentables. Si bien se ha avanzado en aceptar como cierta esta aseveración, aún falta mucho camino por recorrer para lograr que todas las personas encargadas de una organización (de cualquier tamaño y sector) sean conscientes de la importancia estratégica de conducir un proceso de selección adecuado y evitar al máximo los “pecados de contratación”.
El éxito de un proceso de selección es sólo el primer paso para atraer colaboradores que contribuyan de manera decidida al logro de los objetivos de la empresa. Cada persona es diferente, y, aún si se diera el caso de que varias tengan las mismas competencias, estudios y experiencia, la personalidad y actitud puede marcar la diferencia. Hay un dicho popular que dice que la selección consiste en elegir a la persona adecuada para el puesto adecuado. Este es uno de los primeros principios que rompe una selección equivocada. El empresario, el director e incluso los mandos medios muchas veces consideran este proceso como un trámite burocrático e innecesario. No se tiene conciencia del impacto de una mala decisión, o de quién debe estar involucrado; se considera que cualquier persona puede conducir el proceso o que hay pasos que no aportan información valiosa para la elección. Es indispensable que, al igual que otros procesos, la selección también genere un aprendizaje organizacional, al identificar los errores que nos llevan a fallar, sobre todo si son recurrentes.
Cada contratación implica una inversión para la empresa. Si la decisión no fue la correcta, la inversión se convierte en gasto ya que quizás el colaborador no durará mucho tiempo en la organización. Seleccionar personal es arte y es ciencia, ya que se cuenta con metodologías y procedimientos que ayudan a estandarizar el proceso y a mejorar la toma de decisiones; pero es casi imposible evitar la presencia de un sesgo proveniente de los propios conceptos y paradigmas del encargado del proceso, por lo que seguramente todos los que hemos participado en un proceso de selección hemos cometido algún pecado de contratación.