Si usted vio el aburridísimo debate presidencial del pasado domingo, quizá ya tenga la respuesta, sino le comparto mi análisis. Le cuento:
Primero: como lo conversaba con mi amigo Omar, me dio mucho gusto no ver en el debate a las mismas caras representando a la izquierda. Si bien Morena en la práctica no es un partido de izquierda, pero sí en sus documentos básicos, después de 36 años, estuvieron ausentes los fantasmas de Cuauhtémoc y Andrés Manuel, eso fue un avance.
Segundo: Claudia Sheinbaum, como si estuviera corriendo el Maratón de la Ciudad de México, no obstante, carga con los negativos de un partido fome y amorfo, así como de las peripecias del inquilino de Palacio Nacional, se le observó cómoda y tranquila.
En el sentido de que no necesitaba ganar el debate de manera aplastante, pero si cuidar no perderlo, Claudia se administró y llegó a la meta con un buen tiempo y sin despeinarse.
Tercero: Jorge Máynez como pez en el agua. A ver, los que lo conocemos (Jorge es un tribuno), sabemos que era la oportunidad de oro para darse a conocer ante un mayor electorado.
Desde MC nacional se sabía que el solo hecho de llevar a la contienda una oferta política fresca, no controvertida y con un discurso medianamente bien estructurado, ya era una propuesta ganadora.
En el debate, como se esperaba, Máynez se vio sereno, centrado y no obstante el papel testimonial electoral que le otorgan las encuestas, Jorge no se achicó, sacó el temple, carácter y las tablas políticas adquiridas.
Desde mi punto de vista, México conoció a Máynez y, en consecuencia, ubicó en Movimiento Ciudadano una tercera alternativa política que no encontraba. Su participación fue aceptable, pero pudo haber sido extraordinaria.
Considero que al candidato naranja le faltó trabajar más la parte de la propuesta, evidentemente eso no le corresponde a él. Siendo exigente, se esperaban ideas más disruptivas e innovadoras (parecían más recomendaciones de las inteligencias panorámicas que abundan en la Ciudad de México). En resumen, el candidato cumplió con su parte.
Cuarto: Xóchitl Gálvez debió valorar su asistencia al debate. Siguiendo la analogía futbolera, en el vestidor de la candidata del PRIAN, supongo creían que el 0-2 que llevan en el actual proceso electoral, se podía reducir si su candidata acertaba un gol rápido en la portería de Morena.
En este sentido, la candidata del PRIAN en los primeros minutos lanzó una estrategia agresiva en contra la candidata de Morena, le llamó “dama de hielo”, “mujer sin corazón”, “tapadera más que corcholata”, entre otras.
Empero, ante la indolencia de Sheinbaum, inició la debacle. A Xóchilt se le observó nerviosa, desesperada y hasta enojada. El fallido reloj digital del INE fue su principal enemigo.
El reloj digital pasó a ser uno de arena, de esos interminables que, ante las respuestas cortas de la candidata, cinco minutos era una eternidad.
Al final, la visita a las instalaciones del INE, siendo benévolo, creo terminó un 0-3 en contra de Xóchitl, pero ante el muy probable crecimiento electoral de Máynez, en los próximos días podría aumentar el marcador.
PD. El domingo fue una noche triste para el PRIAN, Xóchitl no solo perdió el debate, también la elección.