En el año 2014, recién empacado de los estudios de posgrado en las Europas, amigos y compañeros de la lucha política nacional de izquierda me invitaron a participar en Morena.
Decían que mi experiencia política, el conocimiento del territorio (candidato a regidor y diputado) y mis credenciales cómo académico, ayudarían a construir un perfil competitivo en Zapopan.
Me concertaron una cita con un tal Alejandro Peña. La entrevista fue con el delegado político en Jalisco, un defeño (por decirlo amablemente), un tipo prepotente, mal vestido, ignorante del territorio y de los liderazgos locales, con un discurso ideológico trasnochado, perfecto para las juventudes trotskistas del sur de México.
Me recibió de mal modo, dijo que no aceptaba recomendaciones, que en Morena las candidaturas se ganaban con suela, sudor y zapato, y que, para llegar a ser considerado, tenía que iniciar a construir partido repartiendo un periodiquillo casa por casa llamado “Regeneración”.
Debut y despedida. Al final algunos candidatos fueron electos por insaculación (tómbola), y el resto, ni idea de su proceso de elección, terminaron siendo unos perfectos desconocidos.
Diez años después Morena Jalisco continúa sin vida propia. Su dirigencia es prácticamente inexistente, por tanto, las reglas del juego sobre los procesos electorales internos son poco claras.
En este partido, la experiencia muestra que no importa la ideología, la carrera política que se pueda construir, mucho menos la inversión en suela, sudor y zapato.
Lo realmente importante son la repartición cupular de los espacios a través de las distintas tribus políticas a nivel nacional y los acuerdos antinatura con sus aliados.
Para tener una idea más clara, veamos lo que está sucediendo actualmente con las candidaturas más importantes en Jalisco. A saber:
1. El médico Lomelí, cómo su candidato más competitivo al gobierno de Jalisco, el mismo que ha mantenido política y económicamente la estructura de Morena en el estado en los últimos diez años sí, el que ganó la encuesta promovida por su propio partido, fue bajado de la contienda de último momento. La candidatura se le entregó al Partido Verde.
2. En Zapopan, las estructuras y liderazgos partidistas locales fueron humillados. No obstante, el esfuerzo y años de trabajo de sus militantes, la candidatura a la alcaldía fue entregada a Futuro, un partido satélite con un candidato perdedor antinatura y enemigo discursivo de Morena.
3. En Guadalajara y Puerto Vallarta la situación resulta ser similar a la ex villa maicera, solo que ahí, no saben qué hacer. Los grupos locales están pujando fuerte por encabezar las candidaturas y amagan con rompimiento. Las candidaturas fueron pactadas con anterioridad a nivel nacional también para los partidos satélites.
4. Para finalizar, citamos el caso de Alberto Uribe, como un claro ejemplo del desprecio tanto hacia sus militantes como del apego a la legalidad.
Mire usted, este personaje político multifacético y multi partidista (PRI, MC MORENA), actualmente regidor en Zapopan, pero registrado formalmente en Guadalajara como precandidato a la alcaldía, actualmente, violentando de manera clara los tiempos legales marcados por la convocatoria del partido, se encuentra al mismo tiempo en vía de ser impuesto por la dirigencia nacional como candidato en Tlajomulco.
De verdad, no quisiera estar en los zapatos de la militancia de Morena, su impotencia, enojo, frustración, indignación y rebeldía son entendibles, pero también, deben saber que es el costo de buscar ser parte de un monstruo de mil cabezas.