Política

El gato y el ratón

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  • César Romero

Hay dos versiones del mismo cuento. En la primera, el felino juega con el aterrorizado roedor, con una garra lo arroja en el aire y con la otra lo vuelve a capturar. Sin problema le clava sus filosos colmillos para luego liberarlo y dejarlo correr un poco más. La segunda es la del genial ratón Jerry engañando, una y otra vez, al gato Tom.

Así, entre la realidad y la caricatura, comienza un nuevo capítulo en la relación México-Estados Unidos. Ni modo, hemos llegado a un punto en el que la propaganda es más importante que los datos duros.

Seamos claros: en sí mismo, el tema de los aranceles es propaganda (aunque en los hechos represente el acta de defunción del libre comercio). Como recurso para eliminar la inmigración, el muro de militares en la frontera es propaganda. Si de trata de combatir la epidemia de los opioides en Estados Unidos, la lista de 29 "narcoterroristas" expulsados por el gobierno mexicano es propaganda.

En los hechos, la relación entre ambos países una de las más intensas en el mundo. Empezando por lo más importante, la gente; resulta imposible pensar siquiera al Estados Unidos moderno sin considerar la enorme influencia de sus comunidades latinas (mayoritariamente de origen mexicano). Ello, con independencia de la importancia que tiene para la economía de más de 10 millones de familias mexicanas el dinero que los paisanos les envían desde "el otro lado".

En el mundo real, fuera del autoconsumo, la producción industrial de México está (casi) exclusivamente orientada hacia el norte. Sea por el Nafta o por el peso de la geografía, buena parte de las "exportaciones" mexicanas provienen de empresas estadounidenses establecidas en México. De la interdependencia en temas como narcotráfico, violencia, sistemas financieros o consumo cultural, mejor ni hablamos.

En su atropellado intento de resucitar la grandeza imperial de su país, cuando el trio Trump-Vance-Musk arremeten contra Zelensky y chocan con sus propias burocracias, el camino más sencillo que eligen para distraer la opinión pública es el de atacar a México (y Canadá). En otras palabras, se refugia en complacer a sus fans... aunque sea dándose un tiro en la pata.

He ahí el meollo de la relación entre Donald Trump y Claudia Sheinbaum. Más allá de los hechos, datos duros y la realidad misma, ambos presidentes se encuentran atrapados en una especie de juego extraño en el que cada cual debe proclamarse ganador ante sus respectivas clientelas.

Nada propiamente nuevo en el mundo de la diplomacia y la realpolitik. Ambos presidentes intentarán aprovechar las olas nacionalistas de su propio país para fortalecerse en las encuestas, sin necesidad de trabajar en soluciones concretas a los problemas comunes.

Donald Trump culpa a México del consumo de drogas dentro de Estados Unidos, de un falso crecimiento de la delincuencia en su país y de la inmigración que tanto irrita a los segmentos más racistas de sus bases de apoyo por una simple razón, porque puede hacerlo. Para él se trata de un recurso barato y que, seguramente, seguirá utilizando ad nauseam.

Desde el otro lado del teléfono, en la medida que logre mantener contenidas las explosiones verbales de Mr. Trump, la presidenta mexicana puede consolidar su liderazgo interno, tanto protegiendo a los sectores económicos exportadores (representan un tercio del PIB nacional), como recuperando la retórica contra el imperialismo yanqui de su formación en el CCH Sur y la Facultad de Ciencias de la UNAM.

Estamos hablando de dos países radicalmente diferentes entre sí, pero con un punto de conexión quizás más importante que la propia frontera común: históricamente en ambas sociedades sus respectivos sentidos nacionalistas y patrioteros ha sido, digámoslo así, particularmente intensos.

Así, mientras cada gobierno pueda sacar provecho político para satisfacer a sus respectivas bases, el show continuará, pero en dos versiones propagandistas muy diferentes entre sí: en una, tendremos el cuento del gato divirtiéndose con un diminuto ratón; mientras que, en la otra, nos quedaremos con la versión del astuto e ingenioso roedor lidiando con un felino enorme y tonto.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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