La labor esencial de los gobiernos locales es prestar servicios públicos, pero también es importante que lo hagan con calidad y con la visión del desarrollo sostenible planteada por la Organización de las Naciones Unidas en la Agenda 2030, en la que la igualdad sustantiva, los derechos humanos, la justicia social y las acciones contra el cambio climático son las grandes metas.
Parecería que es lo mínimo que se puede pedir pero, actualmente, resulta demasiado ambicioso cuando vemos que muchos gobiernos municipales del territorio nacional han visto mermadas sus posibilidades de generar desarrollo para su población en medio de la violencia y la reducción de presupuestos federales y estatales en asuntos específicos.
Me refiero a termas como la igualdad entre mujeres y hombres, la prevención social de la violencia y la delincuencia, la atención de desastres naturales, el cierre de refugios para mujeres violentadas, el apoyo a familias de personas con discapacidad o de niñas y niños con cáncer.
Ante el desaliento que este horizonte ocasiona, creo que debemos insistir en el fortalecimiento de los gobiernos locales para que puedan ejercerse con base en buenas prácticas, como el gobierno abierto, la transparencia, la sustentabilidad, la planeación basada en resultados y el fomento permanente de la participación corresponsable de la ciudadanía.
Fortalecer a los municipios es básico; no deben quedarse solos frente a fenómenos como las adicciones, la violencia de género, el embarazo adolescente, la orfandad por Covid-19 o la desaparición y trata de personas, pienso especialmente en menores de edad enganchados con depredadores y explotadores. Frente a estos flagelos, el fomento del arte y la cultura como elementos de cohesión social son la gran oportunidad para formar mejores personas; los gobiernos municipales deben poder destinar presupuesto especial a este renglón ya que el arte y la cultura son pilares de la prevención social de la violencia.
La preservación de tradiciones, fiestas populares y del trabajo artesanal, merecen especial atención ya que sustentan la unión y la identidad de los pueblos.
En este sentido, la respuesta pública debe ser tangible, concreta y contundente. El país y la vida en sus municipios nos necesitan haciendo cada uno lo que le corresponde, dejando de lado la indolencia y haciendo que prevalezcan la paz, el respeto, la honestidad y la solidaridad, como valores fundamentales de la vida en sociedad.
@CarolinaMonroy_