Nuestro movimiento de independencia es un evento consumado, que dio pie a un proceso aún en marcha, con rumbo y en permanente construcción. Su materialización -iniciada en 1808 y concluida en 1821- fue resultado de una identidad patriótica, que comenzó a desarrollarse desde finales del siglo XVII, y logró forjar las ideas de soberanía, autonomía y nación como predominantes y tangibles.
Notables historiadores y escritores nos han enriquecido con sus interpretaciones acerca de nuestra emancipación. Por ejemplo, el profesor Enrique Florescano enuncia que, con dicho acontecimiento: "[...] por primera vez [...], los mexicanos consideraron su país [...] y las diferentes partes que lo integraban [...] como una entidad unitaria"; al tiempo que esto "provocó el nacimiento [...] de una historia hecha para la nación y elaborada por mexicanos". En un ejercicio de imaginación y de palabras, Don Luis Villoro da primacía al concepto de libertad como: "fundamento de todo fundamento [...], fuente de todo motivo y razón"; valoración por la que el cura Hidalgo decide iniciar la gesta independentista. Por su parte, la investigadora Virginia Guedea nos recuerda el carácter eminentemente político del movimiento: "[...] que tuvo como eje fundamental la lucha por el poder", mientras que la destacada historiadora, Josefina Zoraida Vázquez, anota que aun cuando se "funda el Estado mexicano" sobre la base del "consenso" y el "optimismo", su inicio no estuvo exento de complejidades.
México tiene cerca de 200 años como país independiente. Somos una nación relativamente joven que, en términos comparados, por ejemplo, lleva menos de lo que duró la etapa del renacimiento europeo (casi 300 años) y el posclásico tardío maya (alrededor de 400 años). Ello explica los retos y, también, nos abre grandes oportunidades.
La celebración de las fiestas patrias mexicanas reafirma nuestro orgullo e identidad nacional; mismo que permite hacer memoria y reflexionar acerca del proyecto al que pertenecemos. Ese proyecto que es México, y que se encuentra cimentado sobre una mentalidad común con propósito de progreso y bienestar social. Asimismo, conmemorar nuestra independencia nos da la oportunidad de retribuir este gran proyecto de nación al desarrollo de un conjunto de valores vigentes como: inclusión, colaboración, solidaridad y diálogo. Un proyecto donde todos cabemos, donde somos necesarios y todos nos complementamos. México es la suma del total de sus expresiones, y ello nos llama no sólo a celebrar nuestra identidad común, sino a ejercitar nuestra tolerancia y aceptación hacia la diversidad que nos integra.