Cultura

La pelota, ese artilugio enajenante

Pocas cosas son tan efectivas para alterar las conciencias como las industrias culturales. Nada como la sociedad del espectáculo para sacar a flote las pasiones más entrañables de la concurrencia. Y al mismo tiempo para definirlas. Esto lo saben aquellos que se dedican al showbisnes.

Hay quien sostiene que un colectivo puede comprenderse mejor a partir de la relación que tiene con sus prisiones. Otros señalan que es el vínculo con los animales lo que mejor puede dar cuenta de cómo se comporta un tejido social. Quien esto escribe considera que otra posibilidad reside en la dinámica con la cual participamos en los actos de entretenimiento.

Hace unos días se puso en el ojo del huracán del fútbol mexicano una polémica derivada de la defensa a ultranza de un padre integrante de un cuerpo mediático, respecto a la andanada de críticas que recibía su vástago. El colmo del asunto llegó cuando una reportera del canal donde labora el paternal comentarista tuvo el tino de aludir al técnico en cuestión en un espacio en el que se encontraba el propio padre.

El resultado sabido por todos es que Rafael Puente padre no pudo contener el envión del intestino y no dudo en exponer de fea forma el desacuerdo con la reportera Adriana Maldonado, quien aludía a la desafortunada gestión desde el banquillo del junior del Wama. Como era de esperarse, las críticas llovieron sobre Rafael, argumentando que la reportera sólo realizaba su trabajo, cuando en el fondo del asunto es por demás notorio que había un absoluto conflicto de intereses.

Nada nuevo en el mundo del espectáculo, para ser más precisos en el ancho mundo del deporte nacional. En un entorno donde la multipropiedad de equipos, el teje y maneje desde las televisoras, la incompetencia de los implicados en el negocio son las constantes, resulta congruente la lógica surrealista en el más famosos de los deportes.

Para colmo la discusión surge en tiempos en que el Club Universidad Nacional, la organización a partir de la cual vio la luz el encono, no ve la suya, lo cual no es nuevo y tampoco sorprendente. Cuando los procesos de dirección de una empresa se llevan a cabo con las patas, por mucho que estas sean la razón de la práctica deportiva que le es inherente, la consecuencia esperada es que no se acabe por dar pie con bola.


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Carlos Gutiérrez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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