Cultura

Aparentemente

Antonieta Rivas Mercado no fue una mujer de su tiempo, más bien se adelantó a él, me dijo una entrevistada en la radio. Hablábamos del personaje histórico en que se convirtió la escritora, intelectual y mecenas de varios pesos pesados del escenario mexicano del primer tercio del siglo pasado.

Hablamos de la vocación de Antonieta por trastocar el estado de las cosas en un país que hacía ornamenta del sector femenino. Y de lo mucho que se habría de perder quien sólo permaneciera en la epidermis del fatídico suceso en Notre Dame que acabó con su vida.

Mujer de su tiempo, la frase suena y resuena en la cabeza, como un eco que habla de la importancia de tocar la vida de la gente y la de uno mismo con pensamientos de avanzada y maneras de comprender el mundo que alteran el estatus quo.

Traigo a colación la anécdota mientras me sigue dando vueltas la facilidad con que los pobladores de esta nación del siglo XXI sucumbimos a las inercias de siempre. En un caso propio de la cultura de masas, aunque no desprovisto de ideología, el show de la televisión ha traído a colación una más de sus acechanzas.

A partir de un programa vocal que hace converger a figurines de la música con sus vástagos, ha sobrevenido una mordaz crítica por el aspecto físico de una de las participantes, que tiene en su haber, además, los nombres de sus dos afamados padres.

La burla hecha desde otro pasquín televisivo hizo mella en el imaginario de la gente, sobre todo en la de los sospechosos comunes del show bisnes, quienes han condenado que se ataque a alguien por su apariencia más que por sus competencias escénicas.

Un hecho tan pueril que sitúa a los ofensores en los años de escolapios. Con el añadido de que la madurez y el sentido crítico dada su edad brillan por su ausencia. Ignoro por qué resulta estimulante para cierto tipo de seres regodearse con la adjetivación de las apariencias ajenas, de sus hábitos y hasta de sus historias de vida.

Hay quien habla de un sentido gregario que fortalece la cercanía entre personas que se unen para el serpenteo y otros que suponen el vacío en la vida de las personas con lenguas viperinas, lo que resulta en más de lo mismo, pues la crítica corrosiva se transfiere de unos a otros.

Pienso en ello y en todos los que, como Rivas Mercado han sido adelantados a su tiempo. ¿Llegará el día en que el físico deje de ser motivo de mofa? ¿Cuánto piedra habrá que picar para hacer sensible a quien recurre a la burla?

¿O será que, en nombre del sentido del humor, se puede agraviar a alguien por cuestiones que están fuera de su alcance? ¿Y si estando en sus manos decide no hacer nada en absoluto? En apariencia algo se está haciendo ya. Insisto, en apariencia.


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Carlos Gutiérrez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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