En los últimos días, Tesla se ha vuelto la manzana de la discordia en nuestro país. Qué bueno que organizaciones de este calibre decidan invertir en México.
Siempre es grato escuchar este tipo de noticias, sin importar donde se establezca esta empresa, es tan grande la demanda de proveeduría que el impacto económico trasciende las fronteras estatales y permea económicamente hacia todos lados.
Se espera que el próximo 1 de marzo se anuncie por parte de Elon Musk, la instalación en México de una planta de ensamblaje de vehículos eléctricos, con una inversión de 10 mil millones de dólares, una inversión sin precedentes.
Se ha dicho que el estado de Nuevo León es el favorito para hacerse de la millonaria inversión, todo gracias a su infraestructura, conectividad, presencia de proveedores y su fácil acceso a los principales mercados objetivo, Estados Unidos y Canadá.
Pero como estamos en los tiempos de la 4T, el inquilino de palacio nacional, rápido y furioso, se adelantó a desacreditar a Nuevo León argumentando su falta de agua, sugiriendo o suplicando que este proyecto se llevara mejor a algún estado del sur del país.
Al presidente de México no le importa poner en riesgo un asunto de tal magnitud, con tal de intentar imponer sus reglas, recuerden como hace algún tiempo la empresa Constellation Brands, tuvo que retirar su inversión de tierras mexicanas por problemas con el permiso, el uso de agua y la consulta patito de parte de gobierno.
López Obrador quiere forzar el establecimiento de esta megafábrica en el sureste mexicano para darle vitalidad a sus proyectos y justificar, entre otras cosas, el fallido aeropuerto Felipe Ángeles.
Pero este tipo de actitudes, solo demuestran el complejo de nuestro mandamás y arriesga un proyecto que nos regresaría al plano mundial de países competitivos.
Que si Nuevo León no tiene agua o que si La Laguna la tiene, pero la tiene con arsénico son solo frases que se dicen desde palacio nacional para forzar la decisión.
Esta situación no pasa desapercibida para Tesla, tan es así que a través de medios financieros como Bloomberg, se comienza a especular que tal vez si los problemas con México son persistentes o el gobierno mexicano se empecina en vetar a Nuevo León como estado receptor, se estaría tomando la decisión de mudar la planta a Indonesia, perdiendo así una enorme oportunidad en nuestro país.
No podemos darnos el lujo, de que por pleitos internos o descalificaciones equívocas, Tesla decida poner pies de por medio y dejar de contemplar a México.
Esta planta, representa por si sola casi el 30% del total de la Inversión Extranjera Directa que tuvimos el año pasado.
De ese tamaño es la importancia de que Tesla se quede en México, donde sea, pero que sea en nuestro país.