Política

Día de Muertos

  • La tercera de Isaac
  • Día de Muertos
  • Carlos Gerardo Landeros Araujo

Dicen que de Hacienda y de la muerte nadie se salva. Y aunque tal vez de Hacienda algunos hayan logrado escapar, lo que es cierto es que la muerte es una de las pocas cosas que tenemos segura desde el momento mismo de nuestra concepción. 

La muerte en muchas ocasiones se vuelve un tema tabú en nuestra cultura y es que, aunque como mexicanos nos jactamos de reírnos de ella y con ella, la realidad no puede ser más distinta. 

No conozco una sola persona que piense de forma alegre o jocosa cuando llegue el momento de enfrentarle en su entorno familiar.

La tradición del día de muertos, es uno de los múltiples efectos del encuentro entre dos mundos. 

Los estudios históricos y antropológicos han permitido constatar que las celebraciones dedicadas a los muertos no solo comparten prácticas ceremoniales donde se fusiona la tradición católica y precolombina, sino también una serie de manifestaciones que sustentan la diversidad cultural de nuestro país. 

Sin embargo, ese clamor general de que los mexicanos sostenemos una relación alegre con la muerte y que incluso nos burlamos de ella al comérnosla en dulce y pan, está muy lejos de lo que en realidad sentimos. 

Lo que en verdad sucede es que a la muerte se le teme igual, incluso aún más que en otros países. Si tenemos la idea romántica de que la muerte se llena de fiesta y alegría cada vez que se lleva a un mexicano, entonces nuestro país vive en fiesta permanente. 

México convive día a día con los muertos de verdad, esos que deja la inseguridad, la falta de oportunidad, la desolación, el hambre y la pobreza. 

Tristemente los mexicanos vemos con normalidad la muerte, con mucha naturalidad, no por tradición, sino por nuestro acontecer diario. 

Desde hace años, en México todos los días son día de muertos y lo peor de todo es que estamos acostumbrados a verlo así.

Nuestro país enfrenta a la muerte folclórica, aquella que sirve para turistear, para regalar calaveritas de dulce y llenar de colorido nuestras calles y altares, contra la muerte real, aquella que nos entrega día a día cadáveres esparcidos en calles o masacres y asesinatos. 

Dicen por ahí que en México es muy fácil morir y no creo que eso sea un motivo de alegría y regocijo para nadie.

En este día de muertos, no seamos indiferentes, confrontemos la fiesta con la realidad, y no nos ceguemos a una problemática que nos está consumiendo sin que tengamos el valor de aceptarla. 

Todos vamos a morir en algún momento, eso es indudable, pero no tenemos por qué ser indiferentes a lo que está sucediendo. 

No pretendamos disfrazar o encubrir con una fiesta folclórica, que si bien, promueve y preserva nuestra cultura, no nos exime de la cruda realidad en que vivimos.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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