Fiel a su costumbre de denostar, satanizar, ridiculizar y censurar, el sempiterno y monótono candidato de la "izquierda" mexicana, Andrés Manuel López Obrador, volvió a sacar hace unos días, otro pésimo spot televisivo en donde tacha de puercos, cochinos, cerdos y marranos a sus rivales políticos, ironizando que él es el único que puede sacar adelante a nuestro país, realidad que es completamente absurda.
Por lo visto, el tabasqueño no leyó el libro La Rebelión en la Granja, en el que se narra la integración de una dictadura, que tendríamos si Andrés López llegara a la presidencia de la república.
Este spot no es más que otro resbalón de la ambición desmedida que el tabasqueño tiene por el poder, recordemos que hace más de una década que lleva sin trabajar oficialmente, tampoco olvidamos que "mandó al carajo a las instituciones" debido a que su único anhelo es el poder, porque desea ungirse como monarca, los vasallos serían los ciudadanos quienes le rendirían pleitesía.
Tampoco olvidamos otra "idea" descabellada, cuando se autonombró "Presidente Legítimo de México 2006-2012" poniéndose la banda presidencial, junto a su "gabinete" en un "magno evento" realizado en el extinto Distrito Federal.
Otro desacierto cometido por López Obrador, es la mentira fraguada cuando presentó su declaración denominada 3de3 al declarar a los medios y a la opinión pública que no poseía ningún bien, porque todo lo había heredado a sus cuatro hijos, entre los que destaca la finca ubicada en Palenque, Chiapas. Resulta que, bajo la figura jurídica "usufructuo vitalicio", Andrés López podrá disponer como quiera y cuando quiera del predio cuya superficie es de 12 mil 341 metros cuadrados, a pesar de que aparezca como propietario, hasta el último de sus días.
Por personajes como Andrés López existe un hartazgo ciudadano, debido a que en los últimos 46 años hemos visto desfilar a políticos que su única visión ha sido destrozar el crecimiento, estabilidad y desarrollo de México, amasando fortunas incalculables. La decepción es absoluta por la clase política, esa "casta divina", que todos los estratos sociales menosprecia. Es por ello que ha llegado el momento para que arribe al poder un hombre o una mujer que ame profundamente a nuestro país, que goce de magnífica reputación y prestigio, que esté dispuesto a integrar un equipo de ciudadanos honestos que tengan vocación de servicio y se comprometan a sacar de este marasmo a nuestro vapuleado país.