Entre mis mejores intentos editoriales están dos libros de Severino Salazar: ¡Pájaro, vuelve a tu jaula! y El imperio de las flores. Uno no debe presumir lo que vende sino lo que promete literariamente. Porque casi siempre los éxitos de venta no son literatura en su dimensión más profunda. Al fracasar en el comercio editorial se corre el peligro de quedarse sin trabajo. Bueno, hay que cometer ese tipo de riesgos porque entonces no eres editor. ¿Y qué creen?: sus obras lograron lectores.
Severino Salazar (Zacatecas, 1943-CdMx,2005) era un autor que normalmente publicaba con editoriales marginales. Libros de escasa circulación. Su tema central, la provincia y gente común. El secreto era la escritura espléndida de sus novelas y relatos. Era un barroco romántico, un realista fantástico, un autor de metáforas sobre una realidad de ficción literaria, con historias de carne y hueso.
Este año cumple 20 años de su partida, pero siempre ha tenido ojos atentos que lo recuerdan con admiración. Bastaría leer escritos recientes de José Homero, José María Espinasa, Antonio Marquet o Alberto Paredes para constatar el interés por el novelista de Donde deben estar las catedrales, su obra más conocida que igual reeditamos en Random House. Estoy seguro de que sus libros regresarán. No es un deseo, es constatar que a pesar de su ausencia de vez en cuando aparece mencionado por autores que no olvidan su obra de tierra roja.
Un reclamo que hay que hacer a la comunidad LGBT+: en vez de leer cuanta mierda aparece como novedad de lo que somos —basura para lectores morbosos—, deberían buscar los libros de Severino Salazar, siempre con detalles finos sobre una forma de amar, como constatar que nuestra literatura de provincia es universal no un apartado académico. Por ejemplo, el triángulo entre Baldomero, Máxima y Crescencio en Donde deben estar las catedrales, hoy a la orden del día.
Tuve el privilegio de platicar con él: culto, divertido, informado, ameno en su trato. Ignoro si tenía mal humor, seguro sí. Apostaba por la belleza de aquello que le rodeaba. En diciembre tenía por costumbre publicar en los medios un cuento de Navidad, los cuales reunió en un libro. Ojalá Severino Salazar sea nuevamente editado.
