El yoga no salva la vida pero impulsa a vivir sin temor. La meditación no te oculta el mundo: te proyecta al universo. La práctica espiritual no es solución de la humanidad pero sí plenitud personal. Si uno reposa en una mente libre de pensamiento, adverso o no, los motivos para vivir y morir son el camino a la libertad individual.
Emmanuel Carrère arriesga su prestigio de escritor para realizar una obra donde el protagonista es él en sus contradicciones. “Que mi libro acabe bien, que mi vida acabe bien”. No pide más. Es la clave para alejarse de la toxicidad intelectual que juzga a partir de estamentos. Un desfogue humano de cara a un lector sensible. Un Yo que se aleje del Ego para aterrizar en lo profundo de la miseria humana, y regresar fortalecido contra guerras, asesinatos, robos, abusos... Incluso contra la acidez de críticos que ven en el libro de Carrère egocentrismo y mayor venta a sus libros. No. Es una apuesta atrevida sobre la verdad de uno, sin maquillajes. Yoga es un libro excelso para encontrar senderos de redención a quienes no desean la oscuridad.
No existen seres superiores ni inferiores cuando se trata de comprensión, sin daños. La sal y la miel son el ying y el yang donde la respiración transita a la construcción, sin ataduras. No importan ideas o creencias, sino respirar y expirar. Carrère apuesta en su libro por dejar de “contar historias” para meditar en silencio frente a un lector necesariamente sensible a los principios de la meditación y el yoga como aspiración. No evade las relaciones amorosas y sus fracasos, la atrocidad inhumana de las migraciones del sur al norte; su ingreso a un psiquiátrico, su caída a la depresión… hasta levantarse sin ánimo y continuar, otra vez, al infierno de nuestras vidas.
No medites al mundo: medita la nada. Sé testigo y espía de tus pensamientos en remolino; déjate llevar hasta vaciarte. Serás mejor persona. Carrère interpreta a Patanjali e Iyengar con inusitada fuerza, alejado del espectro literario y cercano a un propósito trascendental: tocar al otro, a nosotros, sus lectores. Los que meditan y hacen yoga estarán de acuerdo con el escritor: la amabilidad existe, basta con ser parte de ella…
Créelo y desaparece.
Braulio Peralta