No es Chumel Torres: es la sociedad machista, sexista y racista que llevó al influencer a tener 2 millones 148 mil 197 suscriptores en su canal de YouTube El pulso de la República. No es Chumel Torres: es Beatriz Gutiérrez Müller que no calibró lo escrito en Twitter, donde parece que no conocen al pueblo que tanto defienden y orilló a que se pensara que hoy es censurado por Andrés Manuel López Obrador (¿O sí?). No es Chumel Torres: es basar el periodismo en chistoretes sobre sucesos informativos del día, donde hasta Jorge Ramos se equivoca. (¡No es el único!). No es Chumel Torres: es México que invariablemente confunde información con chacota nacional.
En un programa de TV-UNAM dedicado a Carlos Monsiváis por sus 10 años de partida, Julia Santibáñez atinadamente dijo que la columna “Por mi madre, bohemios” es el antecedente de lo que hoy llamamos meme: chistes sobre la realidad de México “para documentar nuestro optimismo” en medio de tanta tragedia. Sabemos que es imposible imitar a Monsiváis en su sátira o fábulas de la vida política, religiosa y social. Sabemos también que no cualquiera hace un buen meme. Bueno: Chumel Torres, a fuerza de repetirse estos últimos años termina por reiterarse a sí mismo y regresar al origen que le dio carrera en los medios: se topó con el hombre al que criticó en 2012, cuando AMLO andaba de campaña para la Presidencia. (¡Pero hoy gobierna!). No en balde Felipe Calderón defiende al youtuber. (¡No me defiendas, compadre!). Ojo: el meme se cuenta solo.
Para mi sorpresa, más de uno de mis amigos apoya a Chumel Torres en lo que califican de censura a la libertad de expresión. No. Conapred se equivocó al invitar a un hombre que se mofa de la diversidad sexual; que se burla de un niño quemado, que su lenguaje altisonante es digno de la peor comedia, donde hasta Palillo estaría avergonzado; donde la televisión continúa con representantes que hacen chistes a costa de gays, mujeres, prietos o feos: son la salsa de la risa.
Hoy es Chumel Torres y ayer fue Brozo. Dos mediáticos que poco a poco van perdiendo el brillo con el que empezaron. Nadie se equivoque: todo invento apadrinado termina alguna vez. Los chistes pasan. La información, cuenta.
Perdón, pero bien por HBO.