En 1996 Samuel Huntington escribe “Choque de civilizaciones”, un libro que conmociona la noción de los conflictos internacionales. Al final de la guerra fría, Huntington sostiene un nuevo orden mundial, multipolar y multicivilizacional en donde las identidades culturales son, en el nivel más amplio, identidades de civilizaciones que configuran pautas de cohesión, de integración y de conflicto. El autor define las civilizaciones como realidades culturales locales. Las guerras ya no serán solo luchas territoriales, económicas ni militaristas; serán guerras culturales donde estarán en juego la identidad y la religión como factor de cohesión y articulación. En suma, Huntington llama los conflictos como choque de civilizaciones.
El universo árabe musulmán ha visto con enojo la guerra de exterminio que ha impuesto Israel a los palestinos en Gaza. El ataque de Irán a Israel no tiene precedentes. Estamos ante un conflicto que se había estado gestando durante décadas, Irán lanzó un ataque directo y masivo contra Israel el sábado 13 de abril por la noche. Cientos de misiles fueron disparados y drones enviados desde territorio iraní pero también desde otros países de la región por parte de los aliados de la República Islámica.
El presidente estadounidense, Joe Biden, afirmó que EU apoyó a Israel a derribar casi todos los misiles y drones, al tiempo que condenó enérgicamente el ataque: "Irán y sus aliados que operan desde Yemen, Siria e Irak han lanzado un ataque aéreo sin precedentes contra instalaciones militares en Israel", dijo.
El “eje del mal” según Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, son Hamás, Hezbolá e Irán. El régimen iraní es el enemigo jurado, marcado por su feroz oposición al acuerdo internacional sobre su programa nuclear. Separados geográficamente por Irak, Siria y Jordania, y a mil kilómetros de distancia, el Estado judío e Irán se odian. Y ahora están en guerra.
¿Por qué Irán lanzó un ataque? El pretexto: una agresión el pasado 1 de abril, atribuida al Estado judío, contra el consulado iraní en Damasco, la capital siria. El ataque provocó, en particular, la muerte de siete guardias revolucionarios, arma ideológica de Irán, entre ellos dos generales. Los Ayatolas, figuras religiosas influyentes en la política iraní, demandaron represalias.
El secretario de la ONU, António Guterres advirtió: "Ni la región ni el mundo pueden permitirse otra guerra". Pero la guerra ya está instalada en Medio Oriente con repercusiones graves para la economía, la estabilidad y la paz en el mundo.