En Levítico 16 se describe cómo, en la antigüedad hebrea, se sacrificaba un chivo para purificar las culpas. El chivo expiatorio era símbolo de arrepentimiento y expiación de los pecados y errores con el fin de mantener la pureza de la comunidad. El sacrificio como metáfora de redención.
En el Edomex vivimos la hora de las culpas. Sectores del PRI mexiquense y nacional han señalado a Alfredo Del Mazo Maza como culpable de la hecatombe priista en elecciones. “Alito” Moreno, presidente nacional del PRI, lo acusó de darle la espalda al PRI en Edomex, de haber traicionado a la militancia del tricolor. A la letra sentenció: “hay que tener carácter y hay que decirlo como es: hay que ser echados para delante y si necesitaba carácter, pues yo le hubiera prestado un poco”.
La legislación electoral prohíbe cualquier intervención de los gobernadores en los procesos electorales. Aunque Alito reiteró que no le pedía violar la ley, en los hechos sí le reclamó no haber ejecutado acciones ilegítimas, como sí lo hizo Miguel Ángel Riquelme, gobernador en Coahuila.
Muchos comentaristas en medios mexiquenses, dolidos por el resultado, le reprochan al gobernador su amistad con AMLO, “pretender una embajada” o defender sus bienes en paraísos fiscales ¿El gobernador mexiquense es el villano de la película electoral 2023?
En una extensa entrevista, César Camacho Quiroz afirmó que Del Mazo fue ante todo institucional. Señaló que tiene la obligación como gobernador de hacer valer la legalidad y la institucionalidad. Jamás entrego la plaza, dijo: “Hay algunos que sugirieron que hiciera algunas cosas que puedan estar al margen de la ley”. Los priistas resentidos ¿le reprochan a Alfredo Del Mazo no haberse prestado al fraude electoral, como lo hicieron los anteriores gobernadores?
Por su parte, Del Mazo revira y encara a Alito, calificándolo de “ingrato” y señalando sus dichos de querer dividir a la militancia priista mexiquense.
Revela diferencias con Alito al pretender imponer la candidatura de Ana Lilia Herrera. Señaló que el PRI no falló, mantuvo el nivel de votos del 2017 y de 2021. Los que fallaron fueron los aliados, PAN y PRD, que aportaron un volumen raquítico de votos.
Por su parte, el absurdo triunfalismo de Marko Cortés, dirigente del PAN, culpa a los electores por no haber participado masivamente en esta elección vital. ¿Se vislumbran fracturas entre el PRI de Alito y el Grupo Atlacomulco? El chivo expiatorio brinca entre los actores ¿No serán todos responsables?
