Mientras se debaten aspectos de la reforma electoral que cuestiona los altos salarios, privilegios y prestaciones de consejeros, el IEEM acaba de consentir a su Consejo con camionetas de agencia. Mientras la plaza pública discute la pertinencia de tener instancias electorales menos ostentosas, la casta electoral mexiquense se premia con vehículos nuevos. ¡Qué necesidad y cuánto derroche de insensibilidad! Muchos medios destacan los excesos del presidente del INE, Lorenzo Córdova, por costosas prestaciones. Aquí los consejeros del IEEM juegan al bajo perfil, a la transparencia turbia, para mantener extraordinarias prestaciones a todas luces insultantes. En otras palabras, a la alta dirección del IEEM le importa un comino los señalamientos de sectores de la sociedad porque sus fueros son primero. Priman sus intereses y extraordinarias prerrogativas que están por encima del debate público.
¿Estaré exagerando, después de todo es un recambio rutinario? Pero ¿es el momento oportuno? ¿Qué son 5 millones de pesos para una tradicional prestación al puesto? ¿Por qué hacerlo a fin de año, en lo oscurito, cuando la opinión pública está con el espíritu navideño? Los consejeros del IEEM se despacharon con la cuchara grande. Parece que sus privilegios están por encima del debate, como si los consejeros estuvieran en otro país. Bajo el arropo de la opacidad dan rienda suelta a excepcionales regalías.
Se podrá reprochar que los que tenían son vehículos del 2018, después de casi 5 años ameritan cambiarse comme il faut. Pues resulta que las camionetas están casi nuevas por tres razones. 1) Tienen un eficiente y costoso mantenimiento regular. 2) Estuvieron prácticamente paradas por más de dos años por razones de la pandemia y 3) el Consejo actual no es viajero. Las y el consejero están atornillados en sus gabinetes. No son consejeros de terreno sino de escritorio.
A todas luces hay una ausencia de sensibilidad política. Es una acción anticlimática estrenar camionetas en este momento, el consejo arriesga perder autoridad por sus mezquinos caprichos, justamente a unos días de iniciar el proceso electoral más desafiante en la historia del instituto.
¿Será que el que escribe no cabe de envidia y en su periodo tuvo los mismos privilegios? Pues no. Al llegar bajo el escándalo de corrupción de Cartonera Plástica, en 2005, no solo frenamos la compra de nuevos vehículos sino congelamos el número excesivo de bonos que se distribuían, especialmente entre los consejeros.
El tema no es trivial, desnuda inconsciencia que deriva de falta de principios y de ética.
Bernardo Barranco@Bernar2Barranco