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Uno de seis

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Ya hemos tenido tantos balances este 2019, que costaba recordar que el de ayer sí era el que marcaba el primer año de gobierno.

Este régimen arrancó con situaciones que no hubieran resistido otra presidencia: desabasto de gasolina en enero en niveles históricos, guerra militar al huachicol, la explosión Tlahuelilpan, las huelgas en Tamaulipas, los bloqueos al tren en Michoacán, la cancelación del aeropuerto en Texcoco y la amenaza de EU de implementar aranceles a todas las importaciones mexicanas sino tomaba una postura más firme con la migración centroamericana.

Y mientras distintas secretarías capoteaban estas crisis, se cortó de tajo la promoción y atracción de IED con la desaparición de ProMéxico, cayó el gasto público a los menores niveles en décadas impulsado por un plan de austeridad que generó desde una crisis sanitaria a una caída en la construcción, en empleos, en consumo y, por ende, en crecimiento de la economía.

Una de las primeras acciones de gobierno fue la creación de planes de apoyo a jóvenes sin empleo, a los adultos mayores, a personas con discapacidad, a campesinos, pero lo justo de la idea quedó opacado por lo poco claro de los padrones con los que se entrega el dinero y la manera en la que se dan las ayudas. Si bien se buscó eliminar corrupción quitando intermediarios, las transferencias directas y sin seguimiento también pecan de clientelares.

El segundo semestre se vio marcado por un tema nodal y sin planes claros a futuro como es la inseguridad: terminaremos otro año récord en crímenes y con dos casos que dieron la vuelta al mundo como la fallida detención de Ovidio Guzmán y la masacre de los LeBarón.

Desde el punto de vista económico, lo positivo fue la mejora del salario mínimo, la estabilidad financiera, el tipo de cambio sin cambios, la inflación controlada y el nuevo Plan de Infraestructura con la incorporación de fondos de la IP y habernos convertido en el principal socio comercial de EU (aún sin T-MEC aprobado).

Pemex sigue siendo el elefante blanco en la habitación, un cuarto cada vez más pequeño para un animal que no ha dejado de crecer y generar problemas.

Sin duda, México necesita una sociedad más justa, más equitativa y con una mejor distribución de la prosperidad y abatir la pobreza y apoyar a los grupos más vulnerables no estaba en la agenda de ninguno de los demás candidatos a la Presidencia.

Los qués son claros. Los porqués también: basta con ver las crisis sociales en países con similares porcentajes de desigualdad como Chile, Colombia o Bolivia para entender que es necesario un enfoque social más justo.

Los cómos aún siguen siendo discutibles, en muchos casos poco transparentes y con proyectos cocinados al vapor más que con un profundo análisis que permita la continuidad en el tiempo y, sobre todo, crear un espacio institucional que permita una economía tanto creciente como incluyente.

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@ba_anderson

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Bárbara Anderson
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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