Parafraseando a Shakespeare: mucho ruido y pocas nueces. A fin de cuentas, de lo que se ha sabido en torno a lo que se negoció entre el equipo del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, y las de Robert Lighthizer, el representante comercial de Estados Unidos, no hay nada que pudieran esconder bajo la alfombra y sí mucho que se antojaba irremediable en cuanto a un nuevo TLC.
Esto porque a pesar de que las delegaciones de México y EU firmaron un astringente acuerdo de confidencialidad (https://bit.ly/2QZmctX), los detalles del pacto que firmaron los representantes de los dos países, y que anunció hace unas semanas Donald Trump en esa divertida llamada con Enrique Peña Nieto, no van a cambiar mucho.
Es decir, lo que ya se ha dicho hasta el cansancio es lo que hay. ¿Y qué hay? Guajardo es quien lo ha estado comentando libremente, a pesar de ese acuerdo de confidencialidad. En EU fue el Servicio de Investigación del Congreso (CSR) https://bit.ly/2Of7vV2 el que “soltó la sopa”.
A pocas horas de que venza uno más de los plazos para que se presente una iniciativa en los congresos de EU y México, hay puntos que de cajón los legisladores tendrán para revisar.
Destaca, sobretodo, que tanto el CSR como Guajardo (y su negociador en jefe, Kenneth Smith), así como el representante del equipo de AMLO, Jesús Seade, que “más vale que esté Canadá” o se dejen cláusulas que permitan su reincorporación luego de este 30 de septiembre.
En cuanto a los puntos firmados, y que estarán sí o sí en los documentos finales a discutir por los legisladores de ambos países:
• Las regla de origen que estipulan 75 por ciento de contenido regional para 0 aranceles y la política de sueldos (16 dólares por hora) en contenido automotriz de 40-45 por ciento regional.
• Limitaciones a la resolución de disputas entre inversionistas (a excepción de sectores como el energético, infraestructura y telecomunicaciones).
• Por primera vez se introducen temas laborales, como que México se compromete a “acciones legislativas específicas” en las que reconoce derechos colectivos, un golpe directo a los sindicatos blancos.
• Colaboración ambiental y marítima que llega a detalles como que México y EU se comprometen a no cazar tiburones para quitarles las aletas y venderlas a los chinos.
• En cuanto a la nueva economía, se acordó una prohibición para que a nivel local se almacenen datos de usuarios de plataformas digitales. Es decir, en EU no podrán guardar datos de consumidores mexicanos y viceversa. Además, se duplicó el monto mínimo de compras electrónicas que los mexicanos pueden hacer en sitios de EU, de 50 a 100 dólares, sin tener que pagar derechos aduanales.
En fin, una canasta que no implica tanto y que los negociadores mexicanos, al parecer, acordaron sin tener que vender su alma al diablo.
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