En este sexenio, 750 mil mexicanos llegarán a ser adultos mayores sin derecho ni a pensión ni a salud. El covid-19 puso en el candelero el problema de las pensiones, como otras fallas de diseño institucional, léase un complejo manejo de la epidemia en un sector descentralizado como el de salud.
Desde marzo, quienes perdieron su empleo se volcaron a las Afore para sacar dinero de sus cuentas personales: hasta mayo retiraron 4 mil 169 mdp. Es un aumento de 48% versus el mismo lapso en 2019, publicó Consar. Hoy la gente se está comiendo sus ahorros futuros, usando las Afore como su único seguro de desempleo.
Vale recordar que en México conviven dos sistemas de seguridad social: uno contributivo (donde se aporta al IMSS, Infonavit, pensiones) de empleados formales y uno no contributivo, donde quienes no tienen empleo formal reciben servicios gratuitos de salud vía Insabi, pensiones como la de adultos mayores o guarderías vía el DIF.
Pero las asimetrías no terminan ahí, sino que hay otra segmentación dentro del IMSS: empleados que quedaron en el modelo preAfore (ley 73) y aquellos que tras la reforma al sistema de pensiones (1997) pasaron a un esquema de ‘contribución definida’, con aportes individuales a las Afore. Entre ambos suman 20 millones de trabajadores que tampoco recibirán lo mismo (los preAfore tienen más beneficios).
El tema es que en ambos modelos no se tiene en cuenta que en nuestro país cualquiera de nosotros es formal o informal a lo largo de la carrera laboral: un trabajador puede ser empleado de una empresa, facturarle a otra, en algunos casos pertenecer a una empresa de outsourcing para luego ser contratado por otra firma o convertirse en empleado independiente.
La semana pasada, el ex secretario de Hacienda Carlos Urzúa declaraba a El País que las pensiones eran una bomba a punto de estallar y que el gobierno estaba castigando a la formalidad, cuando debió haber subsidiado el empleo formal (pagando a las empresas y los trabajadores sus contribuciones sociales) y ayudando a la gente que ahora acude a las Afore por dinero “al menos reponiendo en sus cuentas esos montos”. Sacar dinero de la Afore no es solo perder capital, también semanas de cotización. El monto que permite cada una es de 90 días de salario.
Ahora, y acelerados por la pandemia, hay tres proyectos de reforma al sistema de pensiones: uno del PAN en la Cámara de Diputados, uno de Morena en el Senado y otro ‘tripartita’ entre el CCE, el Congreso del Trabajo y la SHCP que, dicen, presentará el presidente López Obrador en pocos días. A grandes rasgos todos buscan aumentar el ahorro de los trabajadores (pasar de 6.5 a 15%), bajar 10 años el plazo para recibir una pensión mínima y resolver la cobertura a los informales.
Pero no es una reforma de fondo para todos los esquemas de pensiones, los tres son para los que cotizan en el IMSS. El problema de una seguridad social universal, incluidos los nuevos desempleados, quedará en el tintero.
[email protected]
@ba_anderson