Era una de las instituciones financieras con más bajo perfil del mercado hasta que saltó a las noticias por las tarjetas monedero durante la campaña presidencial en 2012.
Pasada esa tormenta, ahora el banco de Héctor Lagos, que nació como casa de cambio hace 30 años, divide sus negocios entre México y el exterior.
Desde 2012 expandieron su negocio principal (los pagos internacionales y cambios de divisas para operaciones de exportación e importación) a otros mercados, como Norteamérica y Europa.
“Hoy ya un tercio de los ingresos totales de la empresa son de sus operaciones fuera de México”, me explicaba Mauricio Naranjo, director general de Grupo Financiero Monex.
En Estados Unidos, bajo la marca Tempus, operan desde Washington y ya tienen filiales en Los Ángeles y Nueva York.
En Canadá poseen otra operación y sin duda la más activa de todas es la Londres (Monex Europe), desde donde también controlan una filial en Madrid. Por ejemplo, Alfa es su mejor cliente de comercio exterior en su sucursal española.
“Las mayores sinergias las tenemos entre clientes mexicanos y españoles que nos siguen en cada país”, agrega Naranjo.
Sin duda, la volatilidad actual y el superdólar son una buena noticia para los bancos que trabajan precisamente con el tipo de cambio (por coberturas y spread en las monedas).
Si bien hoy el negocio del cambio de divisas es 50 por ciento del negocio de Monex, su intención es crecer en otros nichos: crédito, captación de depósitos y banca patrimonial. En ese último, ya tienen 10 mil clientes y contrataron para que crezca el negocio a un viejo lobo de mar en ese tema: Manuel Torroella, quien hasta el año pasado fue director de Private Bank en HSBC. Y para ese negocio cuentan hasta con un bróker dealer en Houston para los clientes que quieran diversificar sus inversiones dentro y fuera del país.
“En el último año duplicamos la captación y los créditos. Queremos ser de los bancos medianos del país”, agrega Naranjo. Sin sucursales en la calle, por ahora sus clientes son las 30 mil cuentas empresariales con las que ya operaban.
Monex, como CiBanco, han experimentado esa metamorfosis de casa de cambio a banco, y que, además, poco a poco van compactando su negocio cambiario, de cara al resto de los servicios tradicionales donde los márgenes y la fidelidad es mayor.
http://twitter.com/ba_anderson