Un amigo me regaló un libro; recibir libros es de los mayores gustos, y más de alguien a quien admiramos y apreciamos. De entrada, la persona que regala un libro sugiere que tiene una relación buena con él y así, nos hace una deferencia y sugiere un mensaje: alrededor de esto que te propongo leer, pensemos en común, debatamos y tracemos las coordenadas de nuestra vida en sociedad. Asido a este código leí el título: Sobre la tiranía (de Timothy Snyder, editorial Galaxia Gutenberg), ¿anuncia el advenimiento de cierto futuro? Abrí el volumen y di con el epígrafe: “En política, que a uno le engañen no es excusa.” (Lo firma Leszek Kolakowski). Ya entercado en la noción de que un regalo entraña mensajes, imaginé a mi amigo, me apunta con el dedo, serio, y espeta: en política, que a uno lo engañen no es excusa; me sonrojé, alguno de los gobernantes, de distintos partidos y de diferentes órdenes de gobierno, con los que por motivos de trabajo me relaciono, ¿me habrá engañado sin que yo lo notara? Si es el caso, lo que pretende con el regalo es que me haga cargo: no te llames a engaño, tu credulidad en los poderosos no merma el calibre de tu error, ¿he sido comparsa para mantener lo malo del estatus quo? Al cabo, me relajé: el libro, indirectamente, alude la falsedad que puede contener el juego democrático. Obra considerada originalmente para el público estadunidense, imposible no pensar en Donald Trump (pero hay otros), en el tirano que prefigura; que resultara un fiasco, aún en las materias en las que se pregona especialista, no puede ser paliado con el pretexto de la estafa masiva montada por la mercadotecnia.
Pasado el momento de hipersensibilidad, me reconcilié con el ejemplar, y aunque no he terminado de leerlo, me parece que la estela abrumadora de la marcha del periodo electoral, y vislumbrado el diluvio de ofertas, promesas y bendiciones que tenemos encima, no es estéril hacer un recuento de los encabezados y las primeras oraciones de algunos de sus capítulos; tienen un tono admonitorio que encaja bien en culturas descendientes de mandamientos sentenciosos. El párrafo que sigue es de citas textuales, salvo los guiones después de los números.
1- No obedezcas por anticipado. La obediencia anticipatoria es una tragedia política. 2- Defiende las instituciones. Tendemos a suponer que las instituciones se sostendrán automáticamente incluso frente a los ataques más directos. Ése fue justamente el error que cometieron muchos judíos alemanes respecto a Hitler y los nazis después de que formaran gobierno. 4- Asume tu responsabilidad por el aspecto del mundo. Los símbolos de hoy hacen posible la realidad de mañana. Fíjate en las esvásticas y demás signos de odio. 7- Sé reflexivo si tienes que ir armado. Si tienes que portar un arma como servidor público, que Dios te bendiga y te guarde. Pero es importante que sepas que los males del pasado tuvieron mucho que ver con que los policías y los soldados acabaron, un buen día, haciendo cosas inadmisibles. Debes estar dispuesto a decir que no. 8- Desmárcate del resto. Alguien tiene que hacerlo. Es fácil hacer lo mismo que todo el mundo. 9- Trata bien nuestra lengua. Haz en esfuerzo por distanciarte de Internet. Lee libros. 10- Cree en la verdad. Renunciar a los hechos es renunciar a la libertad. 11- Investiga. Comprende las cosas por ti mismo. 13- Practica una política corporal. El poder quiere que nuestro cuerpo se ablande en un sillón y que nuestras emociones se disipen en la pantalla. Sal a la calle. 15- Contribuye a las buenas causas. Participa activamente en las organizaciones, políticas o no, que expresen tu forma de entender la vida. 18- Mantén la calma cuando ocurra lo impensable. La tiranía moderna es la gestión del horror.
Agradezco a mi amigo el obsequio y el mensaje que incluye. La tiranía no es una noción ajena, ni geográfica ni históricamente, y germina más perniciosa fertilizada con la abulia de las y los ciudadanos.