Durante cerca de quinientos años Guadalajara ha sido capital administrativa, política, económica, religiosa y cultural en el occidente mexicano; en ese periodo, no obstante carecer de minas de oro y otras riquezas pudo construir un apreciable patrimonio arquitectónico.
De acuerdo conVictoriano Roa, en su "Estadística del Estado libre de Jalisco" realizada en 1822, en Guadalajara había 14 conventos, 8 de religiosos: Santo Domingo, San Agustín, San Francisco, La Merced, el Carmen, Oratorio de San Felipe Neri, y San Juan de Dios y 6 de monjas: Santa María de Gracia y Jesús María Dominicas. Santa Mónica: Agustinas. Santa Teresa: Carmelitas descalzas y el de Capuchinas. Estaba ya la Catedral, sin torres, que habían sido derrumbadas por el temblor de 1818. Las iglesias del Pilar, de la Soledad, Aránzazu y 5 parroquias: el Sagrario, Jesús, Santuario de Guadalupe, Analco y Mexicaltzingo. Entre los edificios públicos ya contaba con el Palacio de gobierno, el Hospital de Belén, la casa de la Misericordia conocida más tarde como Hospicio Cabañas y la Universidad que ocupada el edificio del antiguo colegio jesuita; de acuerdo con el mismo informe había 14 plazas, 12 fuentes públicas y el paseo de la Alameda.
Gran parte de esa traza y ese patrimonio, principalmente el religioso sufrió graves daños durante la guerra de Reforma, este fue el conflicto bélico que más dañó su traza urbana. La lucha entre liberales y conservadores destruyó gran parte del patrimonio edificado hasta entonces, quedando muy pocos claustros en pie, de los 14 conventos solo permanecen hasta nuestros días cinco incompletos.
El crecimiento económico que tuvo la ciudad durante el porfiriato, propició un desarrollo arquitectónico manifiesto principalmente en la construcción de casas habitacionales en las colonias de la burguesía emergente como fueron, la Americana, la Reforma.En este periodo se manifestaron las habilidades y talentos de los egresados de la escuela de ingenieros, como Alberto Navarro Branca, Ambrosio Ulloa, entre otros.
Un siguiente periodo ocurrió entre 1920 y 1940, el estado posrevolucionario propició desarrollo habitacional importante, es aquí donde se manifiesta el talento de los egresados de la escuela de ingenieros que ya se habían interesado en la arquitectura: Luis Barragán, Pedro Castellanos, Rafael Urzua, quienes con sus construcciones, principalmente de casas habitación crearon lo que se conoce como escuela de Arquitectura Tapatía.
La fundación de la escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara propició el desarrollo y la introducción de la arquitectura moderna en la ciudad creando con ello edificios públicos de singular estilo y estética que deben ser preservados. La presencia de arquitectos europeos trajo las ideas del modernismo y funcionalismo que fueron aplicadas tanto a obras públicas y privadas, así contamos con el talento de HarsHartung presente en la construcción del mercado Alcalde y la Unidad Deportiva Revolución, entre otras obras; Fernando González Gortazar con esculturas urbanas; MathìasGoeritz con escasa y significativa presencia en la escultura urbana y Alejandro Zhon autor del proyecto del popular mercado de San Juan de Dios
.Guadalajara es una de las ciudades mexicanas que mayores daños ha tenido en su patrimonio arquitectónico, su desarrollo económico ha sido motor de progreso y destrucción de lo antiguo en aras de una supuesta modernidad; la ley federal del Patrimonio protege solo edificaciones consideradas de valor artístico o patrimonial construidas hasta antes de 1900, cuya encomienda de conservación y preservación quedaba a cargo del INAH y lo realizado durante el siglo XX quedo sujeto a las determinaciones del INBA.
La promulgación de la ley del Patrimonio, Material e Inmaterial de Jalisco nos da un instrumento legal para su conservación y disfrute, no obstante hay que considerar que el patrimonio edificado de Guadalajara en su gran mayoría fue construido en el siglo XX y pertenece a la propiedad privada, por tanto cualquier determinación y acciones deben ser consultadas con sus propietarios.