Ante el regreso a clases de cientos de miles de estudiantes en México, tras un largo periodo entre el confinamiento y las clases remotas/híbridas, se presentan nuevos escenarios en las escuelas que antes de la pandemia parecían imposibles o muy lejanos. Uno de los cambios más importantes es sin duda la irrupción tecnológica en las instituciones educativas. La tecnología que se preveía llegaría a este sector en los próximos 15 años, se adelantó y generó una evolución en términos de reconfiguración de espacios y uso de mobiliario flexible en las aulas. La infraestructura educativa se modifica para generar las “aulas del futuro”. Futuro que por cierto, ya nos ha alcanzado.
Ahora, grandes proyectos de construcción del sector educativo se están centrando en generar espacios más abiertos, con alta conectividad, uso de software que facilite el estudio, herramientas y soluciones virtuales que atiendan tanto a los estudiantes que están dentro del aula como a los que se conectan a distancia. Hoy en día existen aplicaciones destinadas a facilitar el proceso de enseñanza para los profesores, permitiendo los nuevos modelos que se presentan en el sector educativo. Hoy es una realidad el escenario en el cual el profesor imparte sus clases en el centro del aula, con los alumnos alrededor de él, con pantallas en cada esquina para que todos puedan tener visibilidad 360º. Los alumnos, a su vez, tienen a su alcance herramientas tecnológicas para generar “aulas inteligentes”. Todas estas herramientas están modificando las estructuras de las escuelas “convencionales” y las están transformando en espacios activos, participativos y donde se generen experiencias alrededor de la enseñanza.
De acuerdo con un estudio realizado por Steelcase Education Solutions, en el que entrevistaron a docentes, personal de tecnología y estudiantes más de 30 escuelas, colegios y universidades, públicos y privados de Estados Unidos, se menciona que la tecnología está cambiando y mejorando significativamente la relación entre profesores y estudiantes. Lo anterior se debe a que los instructores usan la tecnología para crear experiencias más personalizadas y convertirse en facilitadores de las mismas.
El estudio menciona que hoy el proceso de aprendizaje se centra en espacios donde se promueva que los estudiantes piensen, hagan y compartan, apoyados en la tecnología. Los nuevos espacios se adaptan con mesas móviles, sillas que “viajen por el salón de clases”, conectividad, pantallas que permitan compartir información y generar pequeños espacios de reunión, pizarras móviles, entre otros elementos.
En este sentido, cabe resaltar que el área de Innovación Educativa del Tecnológico de Monterrey presentó hace algunos meses herramientas tecnológicas que se están utilizando y que ayudan a mejorar el desempeño de profesores, tener una mayor interacción con sus alumnos y renovar las herramientas que actualmente se utilizan en clase. Esta presentación se realizó en el marco del Congreso Internacional de Innovación Educativa.
Para citar algunos ejemplos, se encuentra la herramienta Jigspace, que ayuda a los alumnos a hacer presentaciones con video y audio incrustado; Hubs Mozilla, aplicación que genera un escenario virtual que permite la interacción por medio de un avatar, sin la necesidad de utilizar unos lentes de Realidad Virtual; Classroom screen que funciona como una pizarra interactiva; Spatial para crear escenarios virtuales; AhaSlides, aplicación que permite que los alumnos se conecten por medio de un código QR o link que despliega gráficos, comentarios y puede recolectar información de una lluvia de ideas; Bublup, herramienta para la organización de alumnos y contenido, entre algunas otras. Estos son sólo algunos ejemplos de herramientas que están modificando las dinámicas de interacción social en las aulas y vía remota.
Desde nuestra labor como área de Proyectos y Desarrollos, hemos sido testigos y artífices de la reconfiguración de espacios académicos centrada en generar aulas y edificios más amplios, con sistemas de ventilación y uso de filtros especiales, así como modificaciones en fachadas y cancelería; y desde luego, espacios para las inserciones tecnológicas.
Queda claro que el impulso al desarrollo tecnológico no es una opción voluntaria, más bien es el camino a seguir para los países que aspiran a posicionarse como potencias económicas en el mundo; y como podemos darnos cuenta, las escuelas no están siendo la excepción. Dejo algunos datos sobre los que considero vale la pena reflexionar: de acuerdo al informe Perspectivas de la Economía Mundial 2021, que presenta el Fondo Monetario Internacional (FMI), la innovación y el desarrollo tecnológico se están convirtiendo en la pieza clave y el factor principal para el progreso de diversos países. Ejemplo de ello son algunos países asiáticos, pues de acuerdo a este informe, China, India, Japón e Indonesia estarán en el año 2024 entre las siete economías más importantes del planeta.
Ahora bien, ¿puede haber aspectos negativos ante esta irrupción tecnológica en las aulas? Desde luego que habrá que estar muy atentos a riesgos como la disminución de la presencia en las aulas, o que la brecha digital en México aumente la brecha educativa, pero son situaciones que pueden ser perfectamente prevenibles si se articula una estrategia sólida de inclusión digital en las escuelas de todo el país. La tecnología puede ser parte de las soluciones para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, siempre y cuando exista claridad.
Nadie puede negar que estas revoluciones tecnológicas conforman nuevos paradigmas y sentidos de vida en la sociedad, por lo que integrar a niños y jóvenes a estas innovaciones, es y será siempre una gran estrategia para posicionar a México, como una potencia económica impulsada por la enseñanza tecnológica. Debemos de tomar en cuenta siempre que, si bien la tecnología es una herramienta indispensable hoy en día en cualquier salón de clases, esta nunca suplirá el factor humano que ofrecen las maestras y maestros, pues un buen consejo en el momento indicado, es vital para el desarrollo de los estudiantes.
*Arturo Bañuelos
Director Ejecutivo de Proyectos y Desarrollos de JLL México