El hombre que amaba a los perros es la obra más reciente del escritor cubano Leonardo Padura, y entrelaza tres relatos, basados en una rica y profunda investigación histórica sobre el revolucionario ruso León Trotsky y su asesino, el comunista catalán Ramón Mercader.
Leon Trotsky era un político, militar y revolucionario ruso de origen judío, quien junto a Lenin lideró la llamada Revolución de Octubre o Revolución Rusa. Es uno de los personajes centrales. En buena parte de la obra se relata su vida siguiendo datos verídicos. Fue expulsado por Stalin de la Unión Soviética en 1929, comienza un viaje que lo lleva por varios países, Turquía, Francia, Noruega, hasta finalmente llegar a México. Donde es recibido por Frida Kahlo y Diego Rivera.
Mercader es un hombre misterioso que padece una extraña enfermedad. Mantiene una estancia en Cuba desde finales de los años 60 del siglo XX, cuando salió de Unión Soviética. Se hace acompañar en sus visitas a la playa de dos galgos rusos, y un negro que le sirve de chofer. El hecho de que Mercader residiera en Cuba por unos cuatro años hacia finales de los años 70, cuando trabajó como asesor del Ministerio del Interior, le sirve a Padura para establecer la conexión ficticia entre el asesino y el periodista cubano.
Usando un seudónimo, Mercader le revela al cubano mucho de su vida, pero como si estuviera hablando de un tercero y no de él mismo. Es a través de esa convención artística como Padura revela y articula su pensamiento sobre el estalinismo, su psicología y sus horrores, tanto en el ámbito de la alta política como en el del individuo.
Así, en la novela de Padura, se presenta inicialmente a Mercader como un soldado comprometido con el comunismo, que combate en las filas republicanas en la Guerra Civil española, reclutado por los servicios de inteligencia soviéticos. El futuro asesino de Trotsky aparece en estas páginas como un ser pensante y hasta cierto grado capaz de mantener criterios independientes. Pero sus compañeros comunistas lo callan y le informan que el partido siempre tiene la razón y si no entiendes, no importa, tienes que obedecer. Mercader fue enviado a la Unión Soviética para ser entrenado en los servicios de inteligencia.
Allí es obligado, entre otras tareas, a ejecutar a cuchillazos a un pobre hombre vestido con harapos al que sus entrenadores describen como un «perro trotskista» enemigo del pueblo. Es así como Padura desafía muchos de los mitos sobre el papel del Partido Comunista y que aún predominan en Cuba y que tanta influencia tuvieron en América Latina.