Política

Génesis

El mundo no está por entrar a una guerra. El mundo ya está en una guerra. Por ahora no es armada y, por lo tanto, técnicamente se debe considerar una guerra fría.

Desde una lectura estratégica de la historia, esto no debe sorprendernos. Las guerras armadas casi siempre han implicado la lucha por territorio. Por el contrario, las frías tienen que ver más con la reconfiguración geopolítica del orden existente. Este segundo hecho confirma a la actual como eso: una guerra fría.

Las partes involucradas en esta nueva guerra son dos principales: Estados Unidos, Rusia y los aliados que en conjunto puedan conseguir, en contra de China y los aliados que ella pueda conseguir. Como no se veía desde hace siglos, Europa curiosamente no está en el centro del conflicto. En este caso, el llamado viejo continente es un confundido observador que no apoya a China porque no quiere enemistarse con Estados Unidos, pero que tampoco apoya a Estados Unidos porque no se quiere aliar con Rusia. En el caso de América Latina, empezando por México, la decisión parece estar tomada: tenemos que aliarnos con Estados Unidos. Esto, además de que tiene sentido histórico, tampoco es una opción: Donald Trump se encargará de recordarnos, por las malas, que no podremos navegar a contracorriente de sus decisiones.

Esta nueva guerra, por el momento, no puede ser armada: un conflicto bélico entre Estados Unidos, Rusia y China prácticamente destruiría el mundo. Por eso es que Estados Unidos y Rusia, estratégicos como son, han optado por atacar a China desde el flanco que más le duele y a partir del cual puede perder la guerra: el económico. China ha construido un modelo de desarrollo que depende de un solo factor para su éxito: una globalización sin restricciones, que le permita seguir siendo la fábrica del mundo.

Trump sabe que, si interviene el modelo de comercio global, existe una alta probabilidad de terminar de quebrar a un país que ya de por sí viene en declive. Ahora que tiene a China lastimada no la va a soltar. Más bien busca patearla mientras la tiene en el piso, hasta que logre que se rinda. Y así, una vez abatida la economía, será plausible reducir su influencia geopolítica. Acto seguido, entre Estados Unidos y Rusia se repartirán a los ex aliados de los chinos, y ambos felices.

Así las cosas, termino esta reflexión tal como la inicié: la guerra fría que ya estamos librando busca una reconfiguración geopolítica global, profunda y feroz. Por ello, quien piense que todo lo que está sucediendo sólo tiene que ver con ponerle aranceles a los aguacates, está totalmente fuera de perspectiva. El diagnóstico debe ir mucho más allá, pues se trata de comprender que estamos ante la génesis de un nuevo orden mundial. Es la visión transnacional de tu Sala de Consejo semanal.


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Arnulfo Valdivia Machuca
  • Arnulfo Valdivia Machuca
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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