Política

Bolivia

El intento de golpe de estado en Bolivia subraya una vez más la fragilidad democrática en América Latina. Ayer, 26 de junio, el ejército boliviano liderado por el comandante general Juan José Zúñiga intentó tomar la sede del gobierno en La Paz. Los tanques se apostaron frente a la sede gubernamental y uno de ellos derribó las puertas. Evo Morales, ex presidente de Bolivia, denunció que francotiradores habían tomado la Plaza Murillo y llamó al pueblo a defender la democracia y la patria.

Al final, el intento golpista fue sofocado con la detención del general Zúñiga. Sin embargo, este incidente no es menor. América Latina ha sido históricamente un terreno fértil para los golpes de estado. En el siglo XX, la región fue testigo de al menos 58 de ellos. Estos golpes han sido tradicionalmente el resultado de la pugna entre intereses liberales y conservadores, una lucha que sigue vigente en nuestros países. En esta ocasión, el caso boliviano parece haber sido más un berrinche laboral que una verdadera lucha ideológica. Al perder su empleo como comandante del ejército boliviano, el general Zúñiga buscó, sin éxito, el respaldo de las clases conservadoras, marginadas y descontentas, pero no logró conseguir el apoyo necesario.

Para que un golpe de estado sea exitoso se requiere de una combinación de condiciones que incluyen: un apoyo militar sólido, una narrativa convincente que justifique la toma del poder, el respaldo de un grupo político y, crucialmente, el respaldo o al menos la neutralidad de la población civil.

En esta ocasión el golpe de estado no prosperó principalmente por una mala ejecución, al carecer de los cuatro elementos mencionados. No obstante, este evento es una fuerte llamada de atención sobre la división en la élite gobernante de Bolivia. A pesar de pertenecer al mismo partido político, Evo Morales y el presidente en funciones, Luis Arce, han mantenido una pugna constante por el control político del país, lo que ha debilitado la gobernabilidad. Paradójicamente, este intento golpista es lo único que ha logrado unirlos en los últimos tres años, ya que ambos se dieron cuenta de que estaban a punto de perderlo todo.

Hoy, la institucionalidad boliviana ha resistido esta tormenta, pero queda la incertidumbre de si podrá sobrevivir algo peor: la lucha interna que continuará entre Arce y Morales. Este conflicto probablemente fue lo que hizo pensar al general Zúñiga que su intento tenía posibilidades de éxito. Si bien Zúñiga operó mal, no podemos descartar que alguien más intente aprovechar esta división en el futuro y opere bien.

Para que Bolivia avance es crucial que el partido en el poder sane sus diferencias y trabaje para fortalecerse. La próxima vez puede que no logren arrestar a un comandante. Es el análisis austral de tu Sala de Consejo semanal.


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Arnulfo Valdivia Machuca
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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