Veo la pantalla de mi dispositivo, la fecha es miércoles 28 de julio de 2071.
Lo vuelvo a leer, sí, dice 2071. ¿Qué pasó con los últimos 50 años? Salgo a la calle, está desierta, camino buscando a quién preguntar qué pasa.
A lo lejos veo criaturas, menores de edad, entre 7 y de 12 años, van juntas, como en manada, corriendo, ocultándose.
Sucios, despeinados, ropa rasgada, descalzos. Uno de ellos me advierte y grita a sus compañeros “¡Ahí, hay una! ¡Vamos por ella!”
Corren hacia mí, antes que yo pueda reaccionar, me rodean. Me hablan todos al mismo tiempo, distingo un grito dominante ¡ven con nosotros!
Me llevan a donde viven, debajo de la tierra, en la semi penumbra. Cuentan que en el mundo casi no queda gente adulta, murieron de enfermedades o en la última guerra.
La población infantil no fue atendida, al menos eso dicen.
Me cuentan que algunos fueron hijos de otros niños, algunos los tiraron en páramos y ellos los rescataron, otros son hijos de niñas y el padre, algún familiar.
Un día varios años atrás decidieron huir, escapar de negligencias y malos tratos, dicen que todavía no saben cuidarse bien, necesitan de las pocas mujeres que quedan para sobrevivir.
No más un mundo donde vivan regañados, víctimas de varios delitos y, sobre todo, siempre solos.
Cuentan que sus abuelos fueron abandonados cuando infantes, porque sus padres trabajaban todo el día y en la noche ni ganas ni fuerza para dar tiempo de calidad.
Muchos niños murieron, especialmente las niñas, se morían por relaciones abusivas, o en el parto, otras por el enorme esfuerzo del trabajo de cuidados.
Muchos menores se hicieron adictos a drogas, eso provocó muertes por sobredosis o en riñas callejeras. La policía los perseguía. Nadie les auxilió.
Era más fácil, atender a tiempo cada problema, aplicando las políticas públicas correctas para la infancia, pero la negligencia del mundo adulto diezmó a la raza humana…
Afortunadamente, la alarma del celular me ha despertado del sueño.
Entonces… aún es tiempo.
La acción ¡es ahora!
@incidefemme
