Cultura

El teléfono negro

  • La pantalla del siglo
  • El teléfono negro
  • Annemarie Meier

No sé si sea coincidencia o si responda a una nueva ola del cine de horror en tiempos de pandemia, pero en las últimas semanas he podido ver una buena cantidad de películas que recurren al horror como elemento narrativo, estilístico y de suspenso de manera poco convencional. Es interesante que la islandesa Lamb de Valdimar Johansson, la sueca Midsommar de Ari Aster, la británica Men de Alex Garland, la finlandesa Hatching de Hanna Bergholm y la estadounidense The Black Phone juegan con elementos de horror integrados en la historia, sin recurrir a sucesos externos u ofrecer explicaciones para los elementos fantástico y los mundos irreales o surreales en los que se mueve la trama.

El teléfono negro (The Black Phone) es quizás la menos arriesgada de las propuestas mencionadas ya que el horror deriva de la amenaza de un asesino serial de niños que, disfrazado de mago con máscara, mantiene en vilo un suburbio estadounidense. También la situación de encierro que experimenta un adolescente, solo y frágil, frente a su secuestrador adulto y enmascarado, representa una situación de horror que hemos visto en muchas películas. De manera interesante, sin embargo, se desarrolla la estrategia de supervivencia de la víctima ya que, al no contar con la fuerza física necesaria para defenderse, confía en la solidaridad de otros niños y adolescentes para intentar escapar.

La parte más lograda del filme es, sin duda, la larga introducción en la que la película describe un suburbio empobrecido de Denver, Colorado, en 1987. El ambiente violento en un colegio, en las calles y la familia del protagonista Finney (Mason Thames), su hermana Gwen (Madeleine McGraw) y el padre alcohólico convierte las actividades diarias en experiencias de riesgo. En su casa, la calle y el colegio, Finney y otros adolescentes con apariencia o conducta fuera de lo que se considera normal, son perseguidos y brutalmente golpeados. Las humillaciones y reacciones de algunas de las víctimas de maltrato son físicas como la del muchacho latino, aprendiz de boxeo, que se defiende con los puños, mientras que la pequeña y precoz Gwen defiende a su hermano con su instinto y las pistas que revela a la policía. El ambiente de violencia se materializa en carteles y artículos de prensa que muestran retratos de los desaparecidos. Y una camioneta negra que acecha en las esquinas y observa el suburbio.

El grupo de niños que se solidariza en contra de los adultos me recuerda El espinazo del diablo de Guillermo del Toro. En El Espinazo … el peligro latente es la Guerra Civil Española. En El teléfono negro es la violencia social, racial y patriarcal la que desaparece y mata a los que se consideran diferentes.


Annemarie Meier


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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