La película italiana La vida ante sí (La vida davanti a sè) tiene dos puntos de partida sumamente atractivos que señalan, una vez más, la estrecha relación entre la literatura y el cine. Como origen de la historia está la multifacética – también le llaman camaleónica – vida y obra de Romain Gary (1914-1980), un escritor, diplomático, aviador y guionista originario de Vilna (hoy Lituania) y radicado en París, quien publicó el texto La vie devant soi bajo el pseudónimo de Émile Ajar y ganó con él su segundo Prix Goncourt (lo que prohibía el reglamento del premio). Por otro lado está la historia familiar del director del filme Edoardo Conti, cuya madre Sofía Loren no sólo le dio rostro, cuerpo y carácter a una gran diversidad de personajes femeninos del cine italiano que sedujo con su picardía a espectadores alrededor del mundo.
La novela de Romain Gary narra la historia de Momo, un huérfano senegalés, y Madame Rose, una ex madame de burdel, judía y sobreviviente de Auschwitz, que acoge a los hijos de prostitutas en una pensión clandestina en París. La novela ha sido adaptada al cine en 1977 por el israelí Moshe Mizrahi quien rodó el filme en Francia con Simone Signoret como Madame Rose.
Para la segunda adaptación de la novela, Edoardo Ponti, hijo de Sofía Loren y Carlo Ponti, trasladó la historia a la Italia actual pero respetó el ambiente, la diversidad étnica y lingüística de los personajes y la perspectiva infantil, ya que Momo narra su historia en primera persona y con su voz en off. Al observar a Sofía Loren como la Signora Rosa caminar por las callejuelas de la ciudad italiana, mirar a “sus” niños y el entorno con ojo crítico, recordamos la firmeza y resistencia de los personajes que la actriz interpretó en películas como Ayer, hoy y mañana, Bocaccio 70 y Una día especial. La vendedora de cigarros pirata que se ve forzada a embarazarse una y otra vez para no ir a la cárcel, la esposa de un hombre rico y la madre de familia del día que Hitler visitó a Mussolini, son interpretaciones inolvidables de Loren.
En el filme de Edoardo Conti, Sofía Loren interactúa con el niño Ibrahima Gueye como Momo, un chico rebelde que vive en el submundo del robo y tráfico de droga pero sueña con una leona que lo trata con la ternura de una madre cariñosa. Momo observa a la Signora Rosa con curiosidad, se fija en el número tatuado en su brazo, las clases de hebreo que imparte a un niño israelí y el creciente deterioro de su salud. El grupo de personajes que los rodean construye una diversidad multiétnica y multilingüística que nos enseña que Italia ya no es cómo la conocimos en Ayer, hoy y mañana y que Sofía Loren presta su actuación al personaje de una anciana que sobrevive en un país que encara profundos problemas sociales.