Al revisar la lista de mis columnas del año recordé el susto del momento en que se cerraron los cines. ¿Y ahora qué?, pensé. ¿De qué películas nutro la columna semanal de Notivox y el programa de Radio Jalisco? Muy pronto, sin embargo, me di cuenta que el confinamiento estaba transformando los rituales de ver y comentar cine. Descubrimos plataformas con catálogos de cine mexicano e internacional, cortos y largometrajes, documentales y ficción que, además de las plataformas ampliamente conocidas de cine y series ofrecían verdaderos tesoros de la historia del cine y el cine mundial.
Muy pronto también empezó la fiebre de las convocatorias que, con fecha límite y premios de por medio, invitaban a realizar cortometrajes. Convocatorias como “Un día en casa” y “Mi vida en pandemia” se convirtieron en impulsoras de la realización de formatos breves, mientras que los profesionales y la industria del cine se paró casi por completo y tardó meses en poder reanudar poco a poco su actividad profesional. También los festivales y ceremonias de entregas de premios tuvieron que adaptarse a las condiciones y recurrir a formatos virtuales o híbridos.
Entre las películas internacionales que marcaron el inicio del 2020 destaca El faro realizado por el estadounidense Robert Eggers en el 2018. La relación de dos hombres en el aislamiento de un faro en una isla de la costa de Nueva Inglaterra a finales del siglo diecinueve, está desarrollada con una exquisita estética expresionista en blanco y negro que crea suspenso y la profundidad de viejos mitos y leyendas. También en enero pudimos ver Parásitos de Bong-Yoon Ho que se convirtió, sin duda, en uno de los filmes más importantes de los últimos años. El realizador surcoreano creó una obra original y radicalmente autoral en la que mezcla géneros, descompone convenciones narrativas y estéticas y sorprende por la claridad y fuerza con la que arma un mosaico social que trasciende lo local para volverse universal. El origen y la estética autoral de la historia también impactó en el filme 1917 del realizador británico Sam Mendes quien convirtió los relatos de guerra de su abuelo en uno de los filmes “de guerra” más sorprendente que hemos visto. La utilización del plano-secuencia que sigue a dos jóvenes soldados de la Primera Guerra Mundial a través de trincheras kilométricas mantiene al espectador sin aliento y atrapado en atrocidades que recuerdan las estampas de Otto Dix. También Terence Malick nos atrapó con un relato histórico que parte de dilemas humanos para reflexionar sobre posiciones éticas y filosóficas. Una vida oculta (A hidden life) transcurre en tiempos del nazismo y la Segunda Guerra mundial y enfrenta al espectador con el poder de resistencia de un hombre recto e incorruptible.
Lo descrito es sólo un botón de muestra del cine de 2020, diverso y sorprendente a pesar de los cines cerrados y la producción suspendida.