El país se enfrenta a la que podría ser una de las peores crisis de salud de nuestra historia, aunque hasta ahora las consecuencias son benévolas en comparación con países como Italia y España, el riesgo está presente.
Atosigado por los partidos opositores, el gobierno federal maniobra entre la prudencia de las medidas que impulsa (para no agudizar el efecto económico que ocasionaría entrar a destiempo a una fase dos) y el desacierto de mensajes equívocos del Presidente respecto a la distancia social.
El desarrollo de la pandemia ha operado a nuestro favor, toda vez que la experiencia de los países asiáticos (China, Japón) y los desaciertos de los países europeos (Italia, España) deberían ser de utilidad para el propio aprendizaje.
Con un frágil sistema de salud federal y en los estados, producto de una desatención histórica, los gobiernos deberán mantener la cabeza fría, reajustar sus presupuestos para enfrentar en las próximas semanas el golpe de la pandemia en fases dos y tres.
Pero la responsabilidad no es solo de los gobiernos, estoy convencido de que es en el ámbito personal, familiar, en las empresas y sindicatos, donde se puede dar con éxito la batalla.
La epidemia ya llegó y saldremos de ella, no es la primera que enfrentamos, baste recordar la crisis que generó la pandemia por influenza AH1N1 en 2009, de la cual salimos adelante pagando sus costos.
Por último: no son momentos de debates estériles, mucho menos de cálculos políticos; sí de exigir de nuestros gobiernos una actuación responsable, con estrategias efectivas; en las crisis hay oportunidad y riesgo, la oportunidad, creo, es permanecer unidos para actuar de la manera correcta.
Del anecdotario:
El entonces procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, se encontró con el entonces senador Sofío Ramírez Hernández, hombre de toda mi confianza, para expresarle: “Dile a Ángel que me debe la vida…”
Nunca supe bien a bien a qué se refería. Supongo, por intuición, que gracias a él no me metieron a la cárcel.
Fue en una reunión con integrantes de la Comisión de Desarrollo Social del Senado, cuando Murillo se acababa de incorporar como secretario de Desarrollo Urbano y Territorial.
Entonces me pregunto: ¿quiénes fueron los promotores para mi intempestiva salida del gobierno del estado y mi posible encarcelamiento?
En estos años, dos periodistas de talla nacional me revelaron que desde Los Pinos se instigó una campaña de desprestigio en mi contra. Utilizaron al innombrable de Carlos Navarrete y al ingrato de Armando Ríos Piter.
Utilizaron la plataforma de gobierno desde la Secretaría de Hacienda vía Videgaray.
Osorio Chong asegura que la operación no estuvo en su cancha.
Aún tengo muy presente cuando Tomás Zerón de Lucio pretendía involucrarme a toda costa con delincuencia organizada y lavado de dinero, con la complacencia del entonces director de la Unidad de Inteligencia Financiera, Alberto Baz Baz. Lo cual resulta contradictorio a la afirmación de Murillo Karam.
Zerón y otro funcionario llevaron a una persona de mi confianza hasta La Marquesa para intimidarla y “obtener” información sobre supuestos negocios turbios, a cambio de sacarlo del país y garantizarle todo el apoyo económico. Por ello me parece importante que esto sea investigado por la Fiscalía General de la República.
La realidad es que no actuaron porque no existían elementos para hacerlo, de otro modo, hubieran procedido.
Hoy la rueda de la fortuna ha girado. Y cada quien ocupará el lugar que le corresponde. Confío en que así será.
La vida es así…
* Ex gobernador de Guerrero
