Ya ve usted, así son los cometas. Vienen y se van. Los científicos dicen que cuanto más excéntrica sea su órbita más tardarán en regresar, lo cual no deja de ser una manera muy literaria de llamar a los viajes alargados y elípticos que se quedan alejados del centro. Polvo y hielo. Eso es lo que dicen que arrastran y dejan a su paso los cometas, pero que cada vez que dan la vuelta por el Sol se subliman, se evaporan; y con eso de que van de acá para allá, pierden un poco de fuerza y tamaño en cada vuelta. El caso es que este ya pasó y ya se fue, pero si a usted le gusta eso de las trayectorias, le cuento. Va a pasar por Cuba porque dice que quiere hacerse un chequeo médico y luego dicen que se irá a Argentina, pero tiene que esperar a que el nuevo presidente tome posesión mañana para que los argentinos no pongan el grito en el cielo y en la estratósfera cuando le concedan el asilo.
Como todos los famosos cometas que son visibles tan solo por un corto tiempo, acaparan los titulares de los diarios y luego desaparecen dejando apenas una estela de su brillo, así Evo Morales. Llegó a México en medio de una enorme polémica el 12 de noviembre a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Mexicana, lo cual, mientras levantaba ámpula, hacía que bajaran las encuestas de aprobación al Presidente: un error de cálculo estelar. Al pie de la escalerilla del avión nuestro canciller tomó la carita de Evo entre sus manos. Se miraron con una mirada que pretendía ser el párrafo poético para los historiadores y los biógrafos y de ahí se fue a recorrer los titulares de todos los medios tal cual lo hizo el Gran Cometa, dejando a su paso una bola de residuos.
Por un lado la confrontación, que si había sido un dictador perpetuándose fraudulentamente en la presidencia y por el otro, que si había sido un golpe de Estado a un presidente en el poder. Y claro, lo mismo les pasa a las colas de los cometas, que son las dos cosas a la vez, revueltas con otros muchos ingredientes.
En menos de un mes Evo se convirtió en nuestro hermano, pero no se crea que porque la nombrada presidenta de la CNDH le coreara con el puño levantado “Presidente” o “Evo, hermano”, sino porque hasta CURP le concedieron. Huésped distinguido por acá, persona non grata por allá, hablando con nuestros sindicatos por allá, hablando con agitadores bolivianos por acá. Por su culpa a muchos les dijeron mezquinos y hasta racistas, mientras la aprobación presidencial seguía bajando.
Y de pronto, su órbita traspasó el límite de la atmósfera mexicana. Justo cuando el presidente Donald Trump estaba a punto de renombrar a los cárteles del narcotráfico como terrorismo, como dice la ciencia: se alinearon los astros. El gran planeta Trump adelante y los demás detrás de él, orbitando. Y pues no, ya no nos cargaron lo del terrorismo. O lo que es lo mismo: el contrapeso sideral. Con lo que el cometa Evo pasó a ser estrella fugaz.
Política curiosa la mexicana, llena de cometas que vienen, se hacen visibles un instante y se van. Evo, el huachicol, la CNDH, la SCJN, la CNTE, cometas de la astropolítica mexicana que se mandan a dar la vuelta esperando que se evaporen antes de regresar.
Cometa viene del griego komé y quiere decir cabellera. ¿No será que tantas cabelleras que vienen y van es lo que nos tiene enredados?
@olabuenaga
