He leído un libro de una escritora yucateca, que me impactó por ser tan sintomático de lo que ocurre en nuestra distorsionada Nación. Ahora que se discuten tantas cosas sobre las transiciones por las que atraviesa nuestro país, tal vez sea un buen momento para regresar a la obra de nuestros clásicos, Azuela, Revueltas, Rulfo y Yáñez a quienes nuestra escritora a leído con pasión y segura de que las letras no cambian nada la vida de un país, busca en ellos refugio emocional y estético, que encuentra en Rodrigo Porrúa ediciones, el quehacer editorial, que permite con todo acierto un libro meticuloso pero altamente satisfactorio.
De lo más íntimo, con un toque de rebeldía y amor, de María Lucila May Peña reúne una serie de relatos de corte oscuro, que aborda las emociones y pasiones de los seres humanos, libro aparentemente fácil, requiere de una lectura concienzuda, para descubrir que esos problemas que alude en muchos de sus relatos, están sucediendo todos los días, en todo el territorio nacional, pero la pérdida del valor de las ideas, tienen mayor repercusión en una criminalidad que se dispersa y reaparece de pronto, de manera más nítida, en una especie de laberinto, que el tiempo hubiera detenido, May Peña, como si hablara desde hace muchos años, se enfrenta a la realidad, con la pericia para extraer de los caracteres de sus personajes, la receta que demuestra, que la educación, en nuestro país ha fallado, quizá por haber creído que basta con comprender la receta para preparar el guiso.
La lectura merece un lugar entre las bellas artes, tómese en cuenta que reclama cierta habilidad técnica para ponerla en práctica y requiere de un entrenamiento confianzudo. Pero si la actividad de lector exige mucho, a cambio da aún más. La aparente facilidad con que se enseña a leer, no es más que una falsa simplicidad, el concepto de identidad está ligado históricamente a la aparición de los Estados nacionales, la identidad así manejada nos permiten entonces un refugio que nos ha pertenece y hacerlo nuestro , construimos una casa en la cual hemos instalado cómodamente nuestras más genuinas tradiciones para no desechar el trasiego de nuestras vidas ocurre en el libro de Mauricio Ramírez: Tenedor de libros, que ediciones el viaje y la rueda cartonera presentaron es su catálogo, y permite disfrutar de la cultura sin alardes de mercadotecnia.
Hoy, merced a la identificación y velocidad con que se producen los encuentros culturales =global melange= no debe entenderse como negación de los códigos tradicionales, sino como un registro multifocal que demanda la redefinición de concepciones que separan rígidamente lo popular de lo elitista, lo tradicional de lo moderno lo nacional de lo extranjero, lo culto de lo impuesto por la mercadotecnia que saturo la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en la presente edición, lo que impero fue cultura de deshecho impuesta desde los grupos de poder, olvidando la tradición cultura de nuestras letras.
Te espero en quince días, para continuar charlando sobre comunicación cultura e identidad.
@aaperezcas
[email protected]