Un día más, me encuentro caminando a las siete de la mañana hacia donde se da la formación de todos los presos del campo de concentración Chacabuco".....Cuando se opta por un testimonio donde no se recurren a pruebas concretas para comprobar un hecho, el narrador debe recurrir a situaciones comunes a todos los que vivieron la misma experiencia. Por ejemplo, el nombre de los campos de concentración, los torturadores: Iván Román Gambi, en forma irónica muestra una versión de lo que vivió, en la época de agitación política chilena que conocemos como el golpe. Un libro cuya textura se ajusta al relato en primera persona y donde el sujeto hace referencia a los acontecimientos inmediatos al Golpe de Estado.
Cabe aclarar que este tipo de literatura no se inaugura en Chile el año 1974: tenemos como un ejemplo paradigmático los poemas del Canto general de Pablo Neruda, escritos en gran parte durante su exilio bajo el Gobierno de Gabriel González Videla. En esta narrativa testimonial se relatan -se hace relación como dirían los primeros cronistas- de las experiencias de la tortura, y la no menos traumática experiencia de integrarse en países donde tanto la idiosincrasia como la lengua son otras. A esto se suma la imposibilidad de volver al país por un extenso período, en el que nacen y crecen hijos de exiliados, con una patria ausente e imaginaria, que sólo se conserva en el recuerdo de un pasado y en la literatura que va grabándolo. Otro aspecto de la literatura testimonial fue el intento de determinar cuáles fueron las causas del trance histórico. En una segunda etapa, se desarrolló la reflexión sobre el destino de Chile y sobre el destino de una vida colectiva después de 1973.
Los escritores a partir de su experiencia personal intentan representar a todo un pueblo víctimas de la represión militar. Generalmente, la forma es la del diario de vida, contando los acontecimientos desde el momentode la aprensión propia y de los que los que vivieron la misma experiencia, los compañeros caídos, los torturadores, de la detención hasta ser liberados, pasando por la tortura sufrida a manos de sus captores.
"Me acusaron de terrorista y me condenaron a prisión de por vida, sin proceso, Me liberaron luego de cinco años pero tuve que abandonar mi país, por ello, así como vi mi vida interrumpida por la fuerza, sigo exiliado por voluntad propia".
El final es el comienzo. O quizá el libro sigue el juego mismo del autor. Iván Román Gambi, dando al lector la oportunidad de entrar en un mundo de guerra fratricida, en el cual la subjetividad del autor ofrece el testimonio individual, para honrar la menoría del sufrimiento colectivo en breves estampas de furiosa intensidad. La experiencia del exilio, en sí misma.
Mil nueve setenta y cuatro es el libro de Román Gambi, Iván que ha sido editado recientemente por TRAUCO Editorial en Tlaquepaque Jalisco y que recomiendo en esta ocasión.