Hoy domingo 1 de septiembre es el último Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, un momento de gloria para la Cuarta Transformación.
Son muchas, muchísimas, las notas alrededor de este evento histórico pero yo me quiero quedar con algo que viví el día de ayer: el verdadero legado de nuestro presidente.
Más que las obras, más que cualquier cosa, está la gente. Y de la gente, antes que nadie, están las niñas, los niños y los jóvenes.
Hoy yo quiero que todo el mundo aprecie cómo AMLO ha transformado la vida de miles de niñas, de niños y de jóvenes en todo el país a través de los Semilleros Creativos de la Secretaría de Cultura encabezada por Alejandra Frausto Guerrero.
¿Por qué? Porque es ahí donde se están dando los grandes cambios sociales. Porque es ahí donde se va a ver la diferencia cuando todas ellas y cuando todos ellos crezcan.
Porque lo único que va a quedar de nosotras y de nosotros cuando ya no estemos va a ser la cultura y porque estas niñas, estos niños y estos jóvenes ya están haciendo cultura.
Sí, la Cuarta Transformación es cultura. Sí, Andrés Manuel López Obrador es cultura.
¿Cuál es la diferencia respecto a otras administraciones? Que con él la cultura dejó de ser un adorno, un privilegio, un pretexto más para que unos cuantos se pudieran sentir superiores.
Con AMLO la cultura se convirtió en un derecho, en un poder, en una fuerza que nos une sin importar geografías, colores de piel ni niveles socioeconómicos.
Los Semilleros Creativos son grupos de formación artística gratuitos, con presencia en todo el país, con un enfoque comunitario, para niñas, niños y jóvenes.
En estos espacios, nuestras hijas e hijos se acercan a la música, a la danza, al teatro, al circo, al dibujo, a la pintura, al muralismo, a la poesía, al cine, a las nuevas tecnologías y a muchas actividades artísticas más desde los cuatro meses.
¿De qué niñas, niños y jóvenes estamos hablando? De todas y de todos, pero principalmente de las y los que viven en las comunidades más pobres y más alejadas de la nación, de las y los que viven en lugares muchas veces violentos, de un servicio que incluye a pequeñas y a pequeños con discapacidad y neurodivergencias.
Ayer tuve el placer de ver “Tengo un sueño”, la presentación de los Semilleros Creativos de la Ciudad de México, en el Centro Nacional de las Artes, y sigo sin poder asimilar tanta belleza, tanto amor y tanta felicidad.
Quiero, por favor, que por un momento se imagine la alegría espontánea de una niña con Síndrome de Down después de haber bailado en uno de los espacios más importantes de México.
Quiero que piense en el orgullo de una muchacha, que lo había perdido todo en un incendio, al presentar su trabajo de intervención artística en una exposición en el mismísimo CENART.
Eso marca, dignifica, cambia vidas, abre caminos. Además, es increíble el nivel. Vi cortometrajes que no le piden nada a nadie, leí poemas espectaculares y escuché unas interpretaciones musicales prodigiosas.
Estas pequeñas y estos pequeños hablan de clasismo, de racismo, de migración, de cambio climático, de tradiciones. Son inteligentes, respetuosos, sensibles, cultos, disciplinados.
Obviamente su futuro no va a estar en la violencia, en los vicios o en la ignorancia. Y si así son hoy, no me quiero ni imaginar lo que van a llegar a ser de grandes.
Ahora visualice la cara de sus mamás y de sus papás, reflexione en la satisfacción de sus docentes de los Semilleros Creativos, en la revolución que estas niñas, que estos niños y que estos jóvenes, tan buenos, están generando en sus entornos, en sus familias, en sus comunidades.
No es que aquí vaya a pasar algo bueno. Es que aquí ya está pasando algo bueno. Es la expresión de los barrios, de los pueblos. Es la fuerza de la comunidad. Es lo que más necesita el mundo entero hoy: paz.
¿Ahora entiende cuando le digo que aquí está el verdadero legado de nuestro presidente?
Andrés Manuel López Obrador nos está dejando un legado de paz. ¿Cuántos presidentes ha conocido usted que puedan presumir de algo así en su último Informe de Gobierno? ¡Felicidades!